Coctelera

Coctelera

“Creen  alguien miente al hablar de apagones. ¿Alguien? Por allí se logró consenso hace tiempo para mostrar la existencia de guayaba guayaberum est”. Farmacia Mella…

Qué dos hermanitos,  de dos y cuatro años, fueron violados y asesinados por un tío bajo los efectos de las drogas? ¿Y cómo se llamaba ese salvaje?”. Farmacia Mella…

Dígame una  cosa, querido Magino, ¿qué carajo es lo que ocurre en este país, donde pocas personas parecen sensibilizarse ante las barbaridades que se presentan cada día? Una de las más graves denuncias que he leído en mucho tiempo procede de San Juan de la Maguana y la formula el obispo católico José Dolores Grullón, quien afirma que un grupo de maleantes intentó matar a tres monjas que laboran en Vallejuelo.

El pecado de las religiosas consistió en ratificar que los hombres que las amenazaron se hicieron facturas millonarias a la hora de pesar las cebollas. Las monjas dijeron que los depredadores –vamos a decirles así- trataron de apoderarse de millones de pesos sin jamás haber sembrado un bulbo. María Marciano, una monja brasileña tiene protección policial y militar.

Eso, Magino, no basta. ¿Quiénes amenazaron a las religiosas? Monseñor Grullón comprobó que en la operación hay dolo por unos cincuenta millones. ¿No tiene dolientes ese dinero? Aunque estamos seguros que no se llegará a esa situación, no es ocioso recordar que en El Salvador, durante la guerra sucia apoyada por el imperio, el asesinato del arzobispo Arnulfo Romero y un grupo de monjas, en hechos separados, conmovió a la sociedad mundial y precipitó hechos en la nación centroamericana…

Un cable  fechado en Nueva York señala que en la vieja catedral de la Babel de Hierro se ofició una “Misa Tango”, dirigida por Fernando Valiente, donde se escuchó no solo el rico ritmo que inmortalizó Carlitos,  sino hasta el misterioso candombe. Aquí, don Magino, no nos podemos quejar, y no porque hayamos  tenido en el templo un oficio religioso con merengue. Hace unos largos años por aquí tuvimos una “Misa Tango” en la iglesia Nuestra Señora del Carmen. Fue un 24 de junio, dado que se conmemoraba un aniversario de la muerte del inmortal maestro Carlos Gardel.

La misa fue a intención de seguidores dominicanos del Morocho y fue oficiada por monseñor Rafael Bello Peguero, párroco del bello templo de la Arzobispo Nouel. Los tangos fueron interpretados por el consagrado barítono Guarionex Aquino. Como un detalle curioso, caro amigo, recuerdo que en la primera fila de la derecha se encontraba el inolvidable cancionero argentino Leo Marini, quien cubría una temporada contratado por el compañero José Gómez.

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