Coctelera

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El matutino Diario Libre, mi querido Magino, trajo una información, en su edición de ayer, que confirma el aserto de que los dominicanos somos unos buenos explotadores, unos sin pares aprovechadores. El periódico gratuito recoge una declaración que atribuye al señor Tito Sanjurjo, gerente general de Ege Haina, en la cual éste asegura que, «así de claro», se necesitaría duplicar la tarifa energética para cubrir los costos de producción de la energía. ¡Carajo!…..

La productora considera que, ahora mismo, el kilovatio cuesta ocho centavos de dólar y el inefable FMI –al menso eso dice Sanjurjo–, estima que «el precio de generación necesario» es de 16 centavos de dólar por kilovatio. Se puede colegir, fácilmente, que si los dominicanos pagamos a 16 centavos el dichoso kilovatio, 16 centavos de dólar desde luego, garantizamos un suministro fluído de energía eléctrica, pero aun así no damos un margen razonable de beneficios a la generadora. Y eso sería abusivo, pues esa gente invierte su dinero –o el ajeno– con miras a lograr ganancias. Por tanto, lo que se impondría es pagar a 18 centavos de dólar, cuando menos, el provechoso kilovatio, exonerando a la productora de toda clase de gravámenes, para así darle un chancecito ganador no solo a ella sino también a sus protectores, que tiene que haberlos por justa necesidad…..

Desde luego, don Magino, el caso es más complejo de la cuenta, pues la totalidad de la carga y la recarga tienen que ir al lomo de los pendejos que pagan la luz que distribuyen Jode Norte y Jode Sur y en manos del Estado, y la privada Jode Este. Esos pendejos son los que sufren las consecuencias, pues los «marginados de la fortuna», por más aparatos eléctricos que usen cuando hay energía disponible, son «subsidiados» por el Estado y por el guanajismo que se ha apoderado de esta anquilosada sociedad. ¿No se ha fijado usted, don Magino, que cuando grupos salen a las calles a protestar por altas tarifas, a romper contadores y a mencionarle la madre a los generadores, productores y distribuidores, nueve de cada diez componentes de esos grupos jamás han cubierto una facturación energética? Y lo triste del caso es que tampoco hay autoridad que se atreva a cobrarles. Usted me dirá que, a lo mejor, mucha de esa gente no puede hacer frente a una facturación, pero tampoco me negará que puede que haya llegado el momento para que los guanajos también acudan a las vías públicas para manifestar su enojo por la sobrefacturación que reciben a cambio del más pésimo servicio que se presta en esta tierra que tanto amó el cabrón ese que nos descubrió…..

De las declaraciones comentadas se puede deducir, también, que aún se insiste en que, cuando menos, la tarifa que se cobra en este desafortunado país es la más baja del are, ya que se indica que en Trinidad, productor de petróleo, el costo del kilovatio ronda los quince centavos de dólar. ¡Lindo ese panorama!. No podemos permitir Maginito, que nuestra productoras quiebren. Hay que acudir en ayuda de esa gente. Y si duplicar el costo del kilovatio es la única salida viable, ni modo, vamos a duplicarla en el acto y a reservarnos el derecho de subirla, cuando menos un diez por ciento cada mes, para evitar que agentes queridos sufran pérdidas, sufran daños. Poco o nada importa que tengamos que dejar de comer, de adquirir medicamentos, de transportarnos. Todo eso es secundario ante las necesidades de los productores de energía. Y poco o nada significa, además, que las distribuidoras estatales dejen de pagar sus compromisos a los generadores. Esas distribuidoras no pueden cobrar a centenares de miles de sufridos, abnegados y dedicados padres de familia que son consumidores. Eso no es demagogia, eso es justicia social, eso es invertir en la gente…..

Está completita la Junta Monetaria. Arturo Villanueva, un hombre del sector turismo, entra en lugar del renunciante Frank Rainieri, también especializado en asuntos turísticos, el papaúpa de Punta Cana. Y el sociólogo Frank Marino Hernández va en lugar del renunciante José León Asencio, quien se vio en la necesidad de declinar la posición dado que es de la gente fuerte del recién inaugurado Banco León. Frank Marino fue funcionario de El Financiero, diario económico que fue clausurado poco después de su intervención por el Estado, por pertenecer al grupo del quebrado Banco Intercontinental (Baninter).

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