Coctelera

Coctelera

Buen sabadito para usted y los suyos, viejo Magino. Ahora me dicen que cuando una persona se ha pasado de tragos, se le define como `apagao` en vez de «prendío». Para hacerle juego a la situación energética de la nación que usted tanto ama y que saldrá adelante, pésele a quien le pese y pásele lo que le pase. Aleluya…

Ahora sí es verdad, viejito vagabundón, que estoy enredado y no precisamente en las patas de los caballos. Leo que Jode Este, gringa ella, quiere vender sus acciones en esa compañía distribuidora, tengo entendido que el cincuenta por ciento de las emitidas, pues la otra mitad corresponde al desvalido Estado. Pero lo lindito del caso es que Jode Este afirma que vende porque ese negocio de la distribución es `inviable`. Si eso es así, ¿quién carajo va a comprar acciones de una empresa `inviable`? Y el Coctelero que pensaba que esta sería una excelente oportunidad para los inversionistas nativos que desean incursionar en el negocio energético. Hay algo en Jode Este, mi carísimo Magino, que me confunde y me atolondra más de la cuenta. Los gringuitos, blancos de verdad como se decía en una época, se quieren salir de la distribución, pero jamás de la generación. Y cualquiera se pregunta, entonces, ¿para venderle a los que operan negocios inviables, es decir, a los distribuidores? Explíqueme esta pendejadita….

Por ahí se comenta, Maginito, que un generador está dado al diablo porque entiende que le cogen de pendejo cada vez que se sienta con los representantes oficiales a negociar deudas, que se llega a un «acuerdo». Alega que no se le paga todo ni se le abona después y cuando estalla la nueva crisis, entonces le vienen con cuentos de que María lavaba cuando se le acabó el jabón. Las lenguas viperinas que se mueven en el negocio energético aseguran que ese generador tiene excelentes abogados dentro y fuera del país, pero ponen marcado énfasis en los extranjeros, citándose, entre ellos, a Bill Clinton, a Henry Kissinger y a los hermanos Fanjul….

Si a usted le quedaba alguna duda de que la «ley de lemas» es un traje hecho a la medida del PRD, solo le pido que lea la declaración de Fello Suberví, cuando habla de que únicamente esa pendejada une al partido de gobierno. Es decir, no me vengan con más pendejadas de que se busca garantizar más el derecho del elector y cosas parecidas….

Sentimos, caro Magino, una profunda admiración por la forma en que el doctor Pedro Franco Badía, encuéntrese en la posición que se encuentre, defiende los intereses de su PRD y de su gobierno. Ojalá todos los funcionarios mostraran el mismo celo partidarista. Eso sí, viejito charlatán, como a todos los que se apasionan, al doctor Franco Badía también se le mueve la lenguita y suelta sus rectas un tanto wilds. Decir, por ejemplo, que medios de comunicación yerran cuando se oponen a la repostulación del presidente Mejía por no prohibir eso la Constitución es un buen disparate. Respondemos por aquí. Desde siempre hemos considerado la reelección presidencial una cuestión de conciencia aún cuando lo permita la Carta Magna. Fuimos opuestos, públicamente, a que se modificara la Constitución para consagrar la reelección y respaldamos en todo momento al presidente Mejía cuando consideraba dicha reelección como un cáncer productor de desgracias. Nada ha pasado para que cambiemos de opinión, aunque respetamos el cambio de opinión del mandatario….

Dijimos, y no tenemos razón par arrepentirnos del juicio, que un logro en la reforma constitucional al vapor que se hizo en 1994 fue proscribir la reelección presidencial. Por el contrario, nuestro criterio, con lo que hemos visto por aquí, se refuerza con más fe ahora. Bueno es decirle al doctor Franco Badía, con todo respeto, que jamás se ha puesto en entredicho la facultad del Congreso para legislar. Ese es el derecho constitucional de los legisladores. Eso no quiere decir, sin embargo, que no se pueda señalar que por el Congreso pasan proyectos que, con todo derecho crítico, entendemos como buenas porquerías. En cuanto a la «ley de lemas» que tanto preocupa a los reeleccionistas, ni modo, no son medios de comunicación los únicos que consideran que cambiar reglas de juegos cien días antes de los comicios no es una pendejadita. Es más, los legisladores pueden hacer cuanto le venga en ganas. A fin de cuentas, y de cuentos, eso es lo que generalmente hacen. Excorde.

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