Coctelera

Coctelera

Magino,  en múltiples ocasiones le he dicho que se necesita especial atención en la frontera dominico-haitiana para evitar que, en cualquier momento, una chispa encienda un polvorín. Ahora mismo, en Neiba, Guayubín y Montecristi hay ánimos tensos y dominicanos y haitianos han perdido la vida y varios han resultado heridos.

Pero créame, don Magino, me he sentido avergonzado de la conducta de mis compatriotas frente a los haitianos. Se afirma que el punto de partida de todo fue el asalto a un motoconchista dominicano por dos delincuentes haitianos que le despojaron de la moto. Tan pronto los neiberos se enteraron de cuanto había ocurrido, se lanzaron a la cacería de haitianos en una operación salvaje que tenemos que rechazar con marcada irritación…

En la vulgar  cacería –eso fue, una cacería humana– dos personas fueron asesinadas y unas diez resultaron heridas. Uno de los muertos era un dominico-haitiano de 28 años, que hablaba cuatro idiomas y era profesor de educación física. ¿Había derecho a tronchar esa vida joven y útil? Las Fuerzas Armadas tuvieron que movilizarse para proteger a los haitianos, a quienes refugiaron en recintos militares y ayer repatriaron 470  en  autobuses, por Jimaní, provincia Independencia. ¿Es eso justo?…

Magino,  el atraco de que fue objeto el motoconchista dominicano, y el despojo de la moto, son puros delitos comunes que se ven a diario en este país. Correspondía y corresponde a la Policía la persecución de ese hecho, para someter a la justicia a los infractores. Pero nunca ese acto ha debido provocar el asesinato de infelices haitianos y la quema de sus rústicas viviendas…

Choca,  también, el hecho de que las Fuerzas Armadas y Migración deportaran 470 haitianos, para protegerlos de la ira popular después que buscaran refugio en instalaciones castrenses. Este país dispone de fuerza pública para dar protección a los haitianos que, en una forma u otra, acoge en su territorio. ¿Qué pensarán de nosotros si para proteger a los extranjeros tenemos que enviarlos de regreso a sus respectivos países protegidos por la fuerza? Hay que ponerle freno a los excesos.

El miércoles, por ejemplo, en un campo de Montecristi agarraron a un haitiano, y en venganza por el asesinato de un dominicano dos días antes, estuvieron a punto de desflecarlo a no ser por la intervención militar. La fuerza pública    tiene que estar atenta para prever los delitos  cometidos por haitianos. Debe castigarlos cuando ocurran. No debe tolerar, sin embargo, que se tome venganza contra haitianos inocentes, atentando contra sus vidas y sus rústicas viviendas.

Publicaciones Relacionadas

Más leídas