Coctelera

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Cada año, mi querido Magino, el Departamento de Estado de los Estados Unidos presenta un informe relacionado con los derechos humanos en cada país del orbe, informe que entrega al Senado del Tío Sam. Ese informe se basa en los datos suministrados por cada representación diplomática estadounidense y por organismos nacionales, es decir, nativos de cada país enjuiciado. Se toman, asimismo, las colecciones de diarios de cada nación y no hay que dudar que existan grabaciones de programas radiales y de la televisión. República Dominicana es uno de los países agraciados en cada sorteo anual…

En los últimos años, ante la presentación del informe norteamericano, he dicho que los latinoamericanos no somos mas que unos buenos boca de burros, pues desde hace tiempo que debimos preparar estudios relacionados con el estado de los derechos humanos en Norteamérica y sus zonas de mayor influencia. Ese informe, asimismo, podría ser entregado al Senado de cada país que lo prepare y la divulgación de la cuestión dependerá de la habilidad de cada cual…

Por ejemplo, viejito vagabundón, sería muy interesante conocer el verdadero estado de los presos afganos en Guantánamo, cómo se prepara el juicio a don Saddam Hussein cuanto ocurre con las denuncias de torturas y pruebas de las mismas de prisioneros iraquíes a manos de soldados estadounidenses. Sería interesante, viejísimo verde, que se indagara y se informara a los parlamentos continentales de todas las denuncias de censuras y autocensuras a la prensa gringa, en cuanto a asuntos relacionados con las ´guerras´ que libran los estadounidenses en distintas partes del mundo. ¿Por qué no nos animamos los latinoamericanos a realizar ese trabajo?….Ahora bien, mi queridísimo Magino, todo eso no significa que cuanto dicen los norteamericanos del Departamento de Estado sea mentira o cosa que se le parezca. Pueden existir sus exageraciones, pues en todas partes se cuecen habas y los gringos también tienen sus habladores, favoritos. Pero de que el informe, en cuanto a nosotros toca, es bastante real, por no decir real, ni modo. No se por cuáles motivos debemos ponernos bravitos, pues todo cuanto de malo –de nosotros– se lee en el dicho informe, se ha publicado en el país. ¿Es qué acaso vamos a ocultar la cara y negar que los ´intercambios de disparos´ dejaran entre 250 y 300 muertos el pasado año? El informe gringo cita la prensa dominicana a manera de referencia, así como también otras fuentes por ellos consultadas…

¿Vamos a incomodarnos por el hecho de que los yankees manifiesten que pese a la independencia de poderes, el Judicial se ve atacado por denuncias de corrupción? ¿Acaso esas denuncias no se producen a cada rato en los medios criollitos de información pública? ¿Usted ya se olvidó, viejito verde, que hasta el presidente de la Suprema Corte de Justicia gritó por denuncias de ese tipo?. ¿Vamos a sentirnos ofendidos porque el informe gringo diga que es un desastre el estado de nuestras prisiones? ¿Oh, y los tantos y tantos reportajes de la prensa dominicana sobre ese asunto?…

Debe dolernos que se diga que en este país se practica o ha practicado la censura o la autocensura. Dígame una cosita, viejo bandido, ¿se ha fijado usted que en esa denuncia, aunque por separado, coincide la extrema izquierda dominicana y la extrema derecho estadounidense? ¿Vamos a negar, acaso, que la lucha de intereses que, de manera permanente, ataca a esta sociedad, puede provocar la censura o la autocensura? ¿Qué me puede decir usted de las ´gestiones´ que hace gente afectada por asuntos de tipo legal, para que, de manera pública, las noticias sobre esas cosuanitas se minimicen o se eliminen? ¿Y qué me dice de la violencia contra la mujer? ¿Conoce usted de ese tema por el informe del Departamento de Estado o por cuanto publican, a diarios, los medios quisqueyanos…

Mire, Maginito, vamos a dejar la hipocresía de lado. Estados Unidos sufre, en carne propia, muchas de las cosuanitas que nos señala a nosotros mismos. Ellos, sin embargo, no son culpables de que nuestros parlamentos oculten sus lengüitas donde el astro rey no llega. Pero no vamos a resolver males con lamentaciones. Lo que tenemos que hacer es fajarnos, de campana a campana, a corregir las fallas denunciadas y no porque lo denuncia el »hermano mayor». Hay que corregirlas por el daño interno que nos hace. Dígame una cosita, ¿cuántos problemas se han resuelto, en el campo delincuencial, con los »intercambios de disparos» de los últimos cinco años?

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