El presidente norteamericano George Bush acudió el pasado martes al Congreso de su país y pronunció allí un interesante discurso. Como era de esperar, y para nuestra óptica, el discurso contiene términos muy discutibles cuando se refiere a la política internacional que sigue la poderosa nación norteña. Sin embargo, al enjuiciar la política doméstica estadounidense, creo que expuso ideas muy coherentes y externó juicios muy acertados… Hacer que Estados Unidos siga siendo competitivo, dijo Bush, requiere un sistema de inmigración que respete nuestras leyes, refleje nuestros valores y tenga en cuenta los intereses de nuestra economía. Nuestra nación necesita fronteras ordenadas y seguras. Para cumplir con este objetivo, debemos tener un aplicación más estricta de las leyes inmigratorias y de protección de la frontera. Y debemos tener un programa sensato, humano, de trabajadores invitados que rechace la amnistía, permita empleos temporales para las personas que procuran obtenerlos legalmente y reduzca el contrabando y el crimen en la frontera. No hay aquí, mi querido Maginito, una sola palabra desperdiciada. Pero dígame, viejo charlatán. ¿No le gustaría a usted que esos conceptos se aplicaran también alrededor de la existencia de la frontera entre Dominicana y Haití? ¿O es qué eso es exclusivo para Estados Unidos?… Creo que sería tamaña estupidez poner en dudas el liderazgo tecnológico estadounidense. Pero al oír a Bush referirse a los nuevos proyectos para mejorar el campo de las investigaciones científicas y tecnológicas, necesariamente, tenemos que pensar en nuestro pobre país, donde la educación deja tanto que desear. El presidente Bush pidió alentar a los niños norteamericanos para que intensifiquen sus conocimientos de las matemáticas. Y aseguró que el gobierno capacitará 70,000 maestros de secundaria para que dicten cursos avanzados de ciencias exactas. Al mismo tiempo expresó que 30,000 profesionales de las matemáticas y ciencias irán a las aulas para prestar ayuda oportuna a los estudiantes que tienen dificultades con las matemáticas. Cuando se escucha nada menos que al jefe del imperio expresarse en esa forma, uno solo se pregunta, ¿Y aquí? ¿Disponemos de maestros de matemáticas bien capacitados, bien preparados, para enfrentar el reto al cual tenemos que hacer frente? ¿Dispone Educación de programas para preparar maestros de matemáticas? Mire, viejito sinvergüenzón, no me diga que sí, pues usted sabe, mejor que yo, que Educación no tiene ni siquiera fondos para atender sus más perentorias necesidades y el gobierno dominicano, no importa el partido ni quien lo presida, no destina a ese campo los recursos que se requieren… Hay, en este aspecto, una especie de contrasentido, pues el presidente Leonel Fernández es un hombre que se muestra altamente preocupado y con sobrada razón, para que el país avance en el campo tecnológico y habla de computadoras todo el tiempo, la quiere llevar a los más apartados rincones de la República. Ese hecho, por cierto, provoca que algunos miopes digan que el mandatario debería preocuparse más por satisfacer necesidades perentorias. Pero, Magino, ¿Si por atender esas necesidades perentorias usted se margina del proceso de avance tecnológico, cuando quiera emprender éste, no tendrá medio siglo de atraso?… Aquí sabemos, de sobra, que gran parte del magisterio constituye una fuente de trabajo. Y eso es lamentable. Al maestro no se le ha capacitado como es debido. se le mal paga. Y el propio maestro se ha prestado a ser carne de cañón de unos sindicalistas a quienes la educación les importa un carajo. ¿Cómo enfrentar ese problema? La situación es más seria de la cuenta, pues el atraso que nos afecta no es para jugar. Tenemos que capacitar maestros. Si, ¿Pero quién lo hará? ¿Educación sin recursos? ¿Las universidades? ¿O será necesario, en esta época globalizada, importar maestros? ¡Cuándo menos los de matemáticas a lo mejor necesitan sello extranjero!