Coctelera

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El ex canciller Hugo Tolentino Dipp advirtió al gobierno al cual sirvió hasta hace algún tiempo, que debe ponderar muy bien cualquier posibilidad de abrir un campamento para refugiados haitianos en territorio quisqueyano. Y como quien no quiere las cosas, soltó este torpedito: si se otorga asilo masivo a los haitianos que puedan huir desde su país hacia el nuestro, dentro de un par de meses contaríamos con unos tres millones de `visitantes`procedentes de aquí «al ladito»….

Mire, Maginito, el doctor Tolentino Dipp sabe lo que dice y sabe, asimismo, por qué lo dice. Creo que si en este país hay un dirigente político que ha sido mal y abusivamente juzgado por su posición en el caso domínico-haitiano, ese dirigente es el doctor Tolentino Dipp. No son pocas las veces que se le ha considerado un ferviente pro haitiano, un defensor de los vecinos, en fin, un haitianófilo con todas las de la ley….Ocurre, mi querido Magino, que el doctor Tolentino Dipp no se inscribe en la corriente de los cavernarios anti haitianos que solo aspiran una «solución final» como la que añoraron los criminales del Tercer Reich que buscaban la exterminación de los judíos. El doctor Tolentino Dipp es, fundamentalmente, un hombre civilizado, educado y culto. Y, por encima de todas las cosas, un dominicano de corazón. Quien ha escrito un ensayo sobre el general Gregorio Luperón como el escrito por el doctor Tolentino Dipp no puede albergar sentimiento alguno en contra de su propia nación….

Ahora bien, Maginito, sucede que el doctor Tolentino Dipp quiere que la migración haitiana sea contenida con todas las de la ley y por la ley. Y no desea manos foráneas en la confección de esa ley. Nadie como él, desde la posición de canciller, ha denunciado con tanto arrojo las vagabunderías cometidas por el oficialismo rampante para fomentar la migración ilegal de los haitianos y luego explotar, hasta lo infinito, esa presencia ilegal para culpar a los vecinos que huyen de la miseria en su propio territorio de cuantos males acontecen en determinadas zonas locales. ¿No fue, acaso, el canciller Tolentino Dipp quien puso en conocimiento público que la destrucción de zonas boscosas era manejada por dominicanos sin escrúpulos para luego culpar a infelices conuqueros haitianos? Y nada menos que un canciller denunció la complicidad gubernamental, sin que algo se hiciera para corregir la situación….

Tolentino Dipp, ahora mismo, frente a una situación que debe preocupar a todos los dominicanos, a todos, le advierte al gobierno el peligro inminente a que expone a esta nación si acoge propuestas aparentemente hechas con sanas intenciones por organismos internacionales que si ahora lucen preocupados, aparentemente, son, en realidad, muy culpables de cuanto ocurre en un territorio que, en ocasiones, hasta luce inviable como nación organizada…

Es oportuno, Maginito, que se recuerde que la idea de los «campamentos» no es nueva, no es original. ¿Se ha olvidado usted, acaso, de un denominado Plan Exodo que existió en los días en que se ponía al general Raoul Cedras a bailar la cuerda floja? ¿Le pasa a usted lo mismo que a los políticos criollos, que no recuerdan eso para poder chulear de lo lindo al imperio que no se anda con remilgos para romperle la parpatana hasta a su propia sangre si eso conviene a sus intereses? ¿Se olvida usted la cantidad de altos oficiales dominicanos que firmaron ese programa pro imperial, aparentemente sin el consentimiento del presidente Joaquín Balaguer, quien sin ser un dechado de virtudes prefirió ganarse el odio y el resentimiento del policía mundial antes que ceder a sus presiones, junto a las de los «amigos de Haití»….

La posición pública que acaba de sustentar el doctor Tolentino Dipp debe ser reforzada de inmediato, debe ser respaldada por todos aquellos que desean relaciones cordiales con los haitianos, pero jamás al precio de la entrega del territorio nacional. En cuanto al pro haitianismo del doctor Tolentino Dipp, nos imaginamos que ya sus detractores quedarán convencidos de la coherencia del pensamiento del historiador y político en cuanto a las relaciones con nuestro vecino se refiere, desde el gobierno, desde la oposición, en su vida pública, en su vida privada.

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