Coctelera

Coctelera

Buen día, Magino. ¿Le gusta la temperatura que se observa y se siente en la capital quisqueyana? Dígame que sí, que usted es rosca izquierda. Sería interesante que los ladronazos que hay en este medio se robaran ese clima, a ver si refresca la cosa, pues a base de acondicionadores de aire se trabaja para las Jode y sus amigos. Por cierto, viejito verde, leo por estos lares que hay funcionarios públicos que se atreven a hablar de «empresas privadas del Estado». ¿Y qué es esa jodienda? Si se trata de la Corporación Dominicana de Empresas Eléctricas del Estado (CDEEE), ¿Es esa vaina una empresa privada del Estado o una empresa autónoma del Estado? El Estado manda en ella. Le rompe la parpatana a quien le viene en ganas. Por tanto, no me hable sandeces de que es una empresa privada, a menos que sea privada de energía. Eso sí que es verdad…

Por cierto, bandidazo de película mexicana, leo por ahí que unos árabes están dispuestos a instalar dos plantas energéticas que operan con carbón, similares a las ofertadas por la Westmont —que cuenta con más padrinos que ahijados tenía El Jefe—, pero sin necesidad de que el Estado tome un préstamo por 140 millones de dólares, para adelantar siete millones mensuales durante veinte meses a la empresa norteamericana-Kalaya que sobornó funcionarios en Tanzania para entretenerse un poco y llevar el costo de energía por la nubes. ¿Qué harán ahora los jureles estatales que favorecen la Westmont? ¿Lograr que ésta eche de lado sus aspiraciones de los adelantos? ¡Cuántos líos buenos hay en este mundo!…

¿Usted ve, Magino? ¡Lo que le decía! ¡La única fallita en la cuestión del «amueblamiento» de edificio para la Suprema y la Procuraduría, es que todo se hizo de «grado a grado». Y yo le pregunto: ¿Qué tiene de malo el grado a grado? ¿Acaso las pirámides egipcias no se hicieron de grado a grado? ¿O dispone usted de algún papiro en que algún faraón llame a concurso? ¿Y los mandarines chinos? ¿Convocaron esos señores a concurso alguno para construir la Gran Muralla? No vayamos tan lejos. ¿Hay alguna prueba de que los españoles llamaron a concurso para construir la Catedral Primada de América? Esas obras milenarias y centenarias fueron construidas de grado a grado, aunque alguien me refute y diga que se hicieron «por administración». Si eso es así, ¿por qué atacar tanto el grado a grado? Cuanto se debe hacer es retirar el proyecto de ley que envió el gobierno peledeista a las Cámaras, prohibiendo el grado a grado y obligando a los concursos. Lo mejor es mantener una rumba abierta para baile. Además, ¿acaso no se repartió ya el bizcocho? ¿O es pa’ lante que vamos?…

El reverendo César Hilario, tremendo valor de la sociedad de Santiago, critica que la Iglesia Católica mantenga el celibato sacerdotal e impida la ordenación de mujeres. ¿Y que cree usted, Maginito? ¿Qué al padre Hilario solo le gusta digirir el espectacular Orfeón de Santiago?…

Impuestos Internos ha publicado bellos anuncios en los cuales destaca sus logros de «un año de grandes resultados». Impuestos Internos merece congratulaciones pues es quizás la primera vez que vemos un anuncio de logros sin chulerías, adulonerías y fotos de los jefes, incluyendo la del Jefe del Estado. El texto publicado es interesante, el anuncio bien diagramado y muy bien explicado. Y reitero, sin adulonerías de especie alguna. Pata para Juan Hernández…

El presidente Leonel Fernández expresó que la «remodelación» del estadio Quisqueya, de esta ciudad, se hará cuando el gobierno disponga de los recursos necesarios para emprender los trabajos. Atinada respuesta, dada a los antiguos jugadores y hoy dirigentes Mario Melvin Soto y Dámaso García. Mire, Maginito, hay proyectos para convertir el estadio Quisqueya en un parque de grandes ligas, en un centro comercial y otras vainas. Ese estadio, que cumple 50 años el próximo 23 de octubre, es una roca viviente, inconmovible. Vale todo el dinero del mundo. Se nos ocurre preguntar si no podría formarse una empresa mixta con un aporte estatal, el propio Estadio. En esta época en que se hacen tantas ofertas para obras, «sin que el Estado tenga que desembolsar un solo centavo», ¿no podrían empresarios ligados al béisbol profesional, en una forma u otra, empresarios siempre a la caza de buenos negocios, juntarse con peloteros millonarios en dólares deseosos de invertir y realizar el sueño del Quisqueya? Así tendríamos una obra del carajo, sin necesidad de que los contribuyentes aporten un solo centavo. De esa manera, los aportes de los contribuyentes, en parte, podrían destinarse a llevar medicinas a los hospitales y pupitres a las escuelas. No, por nada.

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