Muy buenos días, mi querido Magino. Entonces tenemos que el presidente Hugo Chávez Frías paseó a la oposición en el referendo y un 58 por ciento del electorado venezolano le brindó su respaldo. La oposición, de inmediato, gritó fraude y los Estados Unidos aún no están convencidos de la victoria del controversial pero popular mandatario venezolano, un antiguo oficial militar que también habla hasta por los codos. Se da el caso, sin embargo, de que la Organización de los Estados Americanos (OEA) y el Centro Carter, que preside el antiguo mandatario estadounidense Jimmy Carter han estado muy de acuerdo con el resultado del referendo.

Chávez Frías, mi querido Maginito, ha ganado todas las elecciones en que ha participado, siete u ocho según creo. Y las ha ganado por amplio margen. No se necesita estar con todas sus ejecutorias para preguntarse ¿qué debe hacer este hombre para que se respalden sus triunfos? Mientras tanto, Maginito, la victoria de Chávez Frías es la victoria de la democracia en su nación y la victoria de una América Latina que quiere menos dependencia y cada vez más libertad de acción…

Un viejo anuncio de una cerveza, que pegó hasta el tope, decía que esa cerveza era «la bebida saludable de la moderación. Algo así se necesita, caro viejo bandidito, en las transmisiones oficiales. Por ejemplo, en algunas de las efectuadas el lunes, con motivo de la toma de posesión del presidente Leonel Fernández, el departamento de chulería se desbordó hasta el punto de agotar la existencia de los objetivos. Un poquito más de sobriedad daría más seriedad a la cosa, pues ese exceso de lambonismo no beneficia a nadie en particular, ni siquiera al mandatario elogiado…

Sencillo e impresionante el desfile militar y policial realizado en la tarde del pasado 16, en ocasión de la juramentación del presidente Leonel Fernández Reyna. Se eliminaron las unidades motorizadas, lo que representó algo de ahorro de combustibles. Ahora, y dado el programa de austeridad anunciado, ni modo, a esperar que esos desfiles se efectúen cuando exista bonanza económica. Hay que ahorrar hasta los elogios, pues el horno no está para galletitas…

Magino, ¿se fijó usted lo popular que es, cuando menos en el Palacio, el nuevo secretario de las Fuerzas Armadas, almirante Sigfredo Pared Pérez? Cuando se anunció su nombramiento, el público congregado en los salones del Palacio prorrumpió en gritos de aceptación y en aplausos. No se puede quejar el alto oficial de carrera y de la Marina de Guerra…

La última obra del polifacético Bernardo Vega, que trata de los esfuerzos realizados por los norteamericanos para llevar al poder al doctor Joaquín Balaguer tras la guerra civil e intervención militar de 1965, prueba, hasta la saciedad, que el aludido Doctor no era un manicito tostado. Con transcripciones de grabaciones del presidente Lyndon Johnson, con la exposición de documentos oficiales, se comprueba el histerismo de Johnson al ordenar «pongan a Balaguer en el poder como presidente provisional». Y viene, entonces, las calmadas respuestas del extinto político dominicano: ¿provisional yo; nananina de eso…?

Usted se acuerda, Maginito, de aquel plan propuesto por el asesor de seguridad McGeorge Bundy, para llevar al finado Antonio Guzmán a la presidencia provisional? Pues bien, la obra citada demuestra que ese plan, en realidad, fue obra del propio Balaguer, quien, también, se trasladó par de veces a Puerto Rico para entrevistarse con Juan Bosch, a quien los constitucionalistas trataban de llevar al poder que le fue quitado por una conspiración tras siete meses de un gobierno muy democrático por cierto? Johnson era tan anticomunista, pero tan anticomunista, que no confiaba en la CIA durante la crisis dominicana sino en el FBI, que dirigía J. Edgar Hoover, quien veía como representantes del eje Moscú-Pekín-La Habana hasta sus propios familiares. Mire, Maginito, la simple lectura de documentos oficiales de la época, le demuestran a usted cuantas mentiras hablan los grandotes a la hora de fastidiar a los chiquitos.