Coctelera

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Cualquiera se emociona, mi querido Maginito, al leer en Listín Diario un conmovedor trabajo que doña Ivelisse Prats de Pérez dedica a su hijo Frank Guerrero Prats, un antiguo gobernador del Banco Central y canciller durante la reciente administración del presidente Hipólito Mejía. La amiga Ivelisse, una intelectual que prestigia al país, una mujer de limpia trayectoria, incorruptible, no esconde su alegría por el regreso de Frank a la tranquilidad hogareña, después de una labor de cuatro años al servicio del Estado… qMire, Maginito, a lo mejor no resulta muy popular la defensa de un antiguo gobernador del Banco Central del gobierno de Mejía en estos precisos instantes. Y mucho menos de un funcionario relevado pocos días antes de que estallara, públicamente, la crisis del Banco Intercontinental (Baninter). Pero en este negocio, mi querido viejo, no se busca el título de popularidad de Mister America o el de Mister Café dejado vacante por el inmortal Joe DiMaggio…

Me imagino, caro charlatán de aldea, los choques internos que ha debido vivir Frank Guerrero Prats en los últimos años. Frank siempre ha sido un hombre callado, sencillo y cumplidor de sus obligaciones. A lo mejor no había que estar de acuerdo con sus concepciones alrededor de las mini-devaluaciones del peso dominicano para entender que lo sentaron sobre un barril de pólvora después de la toma de  posesión del presidente Mejía el 16 de agosto del 2000…

Ser gobernador del Banco Central en este pequeño país caribeño no es una pastillita de clorato, pues aquí, quiérase o no se quiera, la política aspira a regir todas las actividades, y las económicas y monetarias no constituyen excepciones. Con Frank Guerrero Prats, cuando menos el clientelismo político recibió un “stop”. Aun cuando algunos quieran poner en dudas ésto, Guerrero Prats no se dejó manejar por recomendaciones –por más altas que estas fueran– y las tarjetas para que se perredeizara el Banco Central tenían su cajoncito de destino. Eso no significaba, sin embargo, que Frank abjurara de su filiación política. Por el contrario, siempre he pensado que su lealtad hacia el Partido Revolucionario Dominicano (PRD) provocó la incomprensión de mucha gente hacia su actitud en la dirección suprema del organismo que hoy se debate en la peor crisis de su historia…

Frank, como lo calificó el ex presidente Mejía en una ocasión, era “mudo” al frente de su gestión. Su madre ratifica esa condición. Pero quizás ya es tiempo de decir, públicamente, que pese a su “mudez” pública, él quiso enderezar entuertos casi al comenzar su gestión y en base a informes contenidos en estudios especializados que se hicieron en relación con la banca nacional. Esos estudios, algunos de ellos entregados al finalizar el año 2000, mostraban que no había tal solidez en el sistema bancario. Pero cuando Frank quiso intervenir para que se corrigieran anomalías, se le ataron las manos…

Quizás, Maginito, mucha gente ignora cómo se bate el cobre en este país, pero algo es innegable: la economía dominicana, por años, ha estado regida por la banca comercial y ésta ha contado con medios extracurriculares de autodefensa y desinformación. A lo mejor, viejo sinvergüenza, se puede admitir que a Frank le faltaron garras para renunciar y denunciar cuanto ocurría en el sistema, pero hay que tomar en cuenta el conflicto interno que ésto podría representar en un hombre que también se sentía compromisario de una política establecida por el partido, su partido de gobierno. Sin embargo, que no se omita un detalle: Frank no supervisaba. Esa era una función de la Superintendencia de Bancos y por allí debe buscarse la mayor responsabilidad en la situación generada…

Además, y aun cuando no se trata de buscar culpables favoritos, los propios organismos internacionales de crédito, capitaneados por el inefable Fondo Monetario Internacional (FMI), han debido sospechar que algo raro ocurría por estos lares, con la simple observación de los constantes redescuentos otorgados en el sistema bancario, un sistema que, cuando de alguna manera se buscaba enfrentarlo, contaba con la oposición de banqueros que nunca han querido ser tocados ni con el pétalo de una flor…

Suponemos, Maginito, que Frank ha pasado días difíciles. Algo, sin embargo, debe tranquilizarlo. Se puede censurar su administración, se le puede calificar de débil por leal, pero aún sus adversarios le reconocen como un hombre honrado, y eso, en este país, es una muy sólida credencial, sobre todo en un caso específico como el de la crisis bancaria, sus orígenes, una crisis de la cual falta aun mucho por conocer.

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