Coctelera…

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Mi querido Maginito, un viejo amigo me hablaba ayer del gran aporte que al desarrollo del turismo dominicano han hecho los inversionistas privados. Destacaba, ese amigo, la construcción de hoteles y más hoteles así como también de otras importantes obras de infraestructura.[tend] Sería una ingratitud poner eso en dudas. Pero vale también la especie de que la naturaleza es una gran accionista en ese boom turístico, pues para desarrollar la actividad, ¿quién pone las playas, las costas, un tremendo clima todo el tiempo, el candente sol del trópico? Responda usted, viejito vagabundo, pues a veces creo que en este país sí que se olvida aquello de que «amor, con amor se paga»…..Mucha pena me da, Maginito, conocer uno de los argumentos esgrimidos para justificar la denominada «ley de lemas». En la exposición de motivos para presentar la pendejada esa, puede leerse lo siguiente: «A partir de la desaparición del sólido liderazgo político nacional que representaron el doctor José Francisco Peña Gómez, el doctor Joaquín Balaguer y el profesor Juan Bosch, el país no ha logrado tener nuevo liderazgos nacionales lo suficientemente consolidados para garantizar la gobernabilidad, la convivencia pacífica y el progreso sostenido». ¡Carajo, Magino! ¿Qué es lo que se quiere? ¿Qué este país, permanentemente, esté en manos de caudillos? Balaguer, Bosch y Peña Gómez, dicho sea con todo respeto y reconociendo las diferencias que existían entre ellos, fueron tres autócratas, sobresaliendo el primero, sencillamente, por tener las riendas del poder en sus manos durante veinte años y sin duda alguna, por conveniencia de sus sucesores, que en cierto sentido le permitían gobernar desde la oposición…..Paradójicamente el proponente de la vaina esa que llama «ley de lemas» expresa que el instrumento sometido «ayudará a que si un candidato es impuesto por camarillas o mediante los recursos del poder, el pueblo pueda tener la oportunidad de decidir si vota por él, o por otras opciones dentro del mismo partido». Y me pregunto, Maginito, ¿no fue durante la hegemonía de Balaguer, Bosch y Peña Gómez cuando las imposiciones estuvieron a la orden del día? ¿Se olvida usted que Bosch desguabinó a Buenaventura Sánchez en 1962, después que Sánchez había ganado la nominación vicepresidencial en la misma convención en que el propio Bosch había sido electo candidato presidencial por el Partido Revolucionario Dominicano (PRD)? De Balaguer nada nuevo hay que decir. Manejó el reformismo como un coto privado e imponía su voluntad cuantas veces le venía en ganas hacerlo. Peña Gómez, rodeado de una aureola de liberal, era tremenda muñeca en el perredeísmo y aun cuando no consolidó un liderazgo unipersonal a lo Balaguer y Bosch, quienes se le oponían pasaban las de Caín. Entonces, Maginito, ¿de qué camarillas para imponer candidato usted me habla?…..Creo que cuanto se necesita es, precisamente, todo lo contrario, que ese control férreo y dominio unipersonal de los partidos se convierta en cuestión del pasado con la desaparición física de los caudillos. Es cierto que los partidos, necesariamente, tienen que conmoverse a lo interno, pues es claro que hay quienes se consideran herederos del caudillismo y tratan de evitar que un auténtico proceso de democratización interna se lleve a cabo…..La llamada «ley de lemas», mi querido Maginito, no es más que un exceso de un gobierno que tiene el control de las Cámaras Legislativas y que no quiere arriesgar el disfrute del poder en unos comicios generales. Es una ley hecha a la medida del PRD y poco o nada le importa al reformismo ese asunto. Los reformistas, -al menos una parte de ellos, bien encumbrada, tienen otras formas de resolver sus problemas. Por cierto, antes que lo olvide, me dijeron que La Casa repartió juguetes en ocasión del Día de Reyes. Ojalá haga lo mismo con los libros del doctor Balaguer que no aparecen…..Si usted quiere saber, viejito vagabundón, el origen de la «ley de lemas» para el país, chequee los jurelitos que han respaldado la propuesta de establecer el sistemita, a cuatro meses de unas elecciones generales, sin importar un carajo los trastornos que eso ocasionaría a una Junta Central Electoral que no se las trae todas consigo. La vicepresidenta Milagros Ortiz Bosch, desde hace muchos meses, habló de la «ley de lemas». ¿Quiénes le hicieron caso? Ahora el proyecto sí cuenta con gran respaldo, respaldo de las más altas esferas del oficialismo. ¿Qué ha pasado? Sencillamente se entiende que el PRD está tapado. Por eso es que me gusta llamar al proyecto de marras como «ley de enemas» en vez de lemas.

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