Muy buenas tenga usted, mi querido Magino, y espero que disfrute de la Serie del Caribe que se inicia hoy en esta ciudad capital. Por cierto, viejito carajete, usted puede ver doble partido, en bleachers, por tan solo cien pesos. Ese valor es una especie de regalo, dado que la Serie del Caribe se paga en dólares y los hediondos nuestros ya ni siquiera cuestan dos centavitos de cada dólar. Lo que sí puede usted apostar es que los lerenes de la Liga de Beisbol y algunas otras yerbas, comieron con su dama cuando don Hipólito ordenó que el gobierno le soltara una «pila de millones de pesos», pues en la Liga y cayos adyacentes ni dan ni dicen dónde hay. Vale…
Ya proclamaron a Hipólito y se lambieron a Hatuey. Como se esperaba. Nananina de sorpresas. ¿Y Fello Suberví? Bien, gracias…
Quienes creen que el Licey ganará de robo la Serie del Caribe se pueden atestar de jaibas. Ojalá gane. Pero entiéndase bien que no se enfrentarán a ñocos venezolanos, boricuas y aztecas….
Y ya que hablamos de ganar y perder, también pueden despertar en el piso los que apuestan que Hipólito pierde de calle. Sin duda alguna que las encuestas le desfavorecen y aparentemente no por poquito. Pero no hay nada peor que subestimar al contrario, desconocer la fuerza que da el poder, ignorar la marrulla, suspicacia y otras cosuanitas del campesino y sus canchanchanes, así como también la situación de la geopolítica de una zona determinada en un momento determinado…
Al referirnos a esa pendejadita última, la zona del Caribe no es una vainita chiquita y con poca voz. Cuando un hombre como el presidente comunista de Cuba, Fidel Castro Ruz, grita como un chivo sobre la posibilidad de un ataque contra su país y que el presidente de Estados Unidos, George Bush, le quiere romper la siquitralla, es porque algo se cuece. No pase por alto un hecho: el servicio de inteligencia cubano es uno de os mejores del mundo. De no ser así, hace mucho tiempo que a Castro Ruz le hubieran cantado bingo, pues maniobritas para asesinarle han existido al por mayor y al detalle y todas han sido concebidas por el Norte bravío aquel. Bush, quien busca reelegirse aunque sea a la cañona, está envuelto en una bola de nieve con la muerte de soldados de su país en Irak. Y si tomamos en cuenta que por cada muerte deben existir diez heridos, la pendejadita no es chiquita, aunque todavía es un «vietnancito». Ese es un tremendo problema interno… Está lo de Hugo Chávez Frías en Venezuela. ¿Usted cree que el imperio no prestará su concurso para tratar de sacar del mando al controversial, pero carismático gobernante venezolano, a quien los sueños de encarnar a `otro Bolívar` le pueden traer pesadillas?. Del amigo Jean Bertrand Aristide, en Haití, no hay que decir muchas cosas. Tití tiene las nalgas ardiendo las veinticuatro horas del día, aunque debe admitirse que el hombre es hábil y no se le aprieta mucho el pecho a la hora de nones. En ese cuadrito hemisférico se tendrán que realizar las elecciones dominicanas del 16 de mayo. Hay que ver como evolucionan las cosas de aquí a allá, a nivel de zona, no a nivel local, pues por aquí no habrá milagros de especie alguna y seguiremos amolando y siempre botos. Eligio es quien cree que Hipólito es hombre «de los americanos» y parece que apuesta a que ese es el voto principal en los comicios. La situación no la veo tan sencilla como la pintan algunos. No se olvide, de que lo va a usar para mantenerse en el mandito del Mundito del Doctor. Y más que él, algunos troglos que lo acompañan….
De acuerdo con el juez de la Suprema, Papi Luciano: en un organismo colegiado siempre habrá disidencias. Digamos que diez hombres no van a pensar, en cada caso, de igual manera. Lo interesante es que cuando se toma una decisión por mayoría, ni modo, es una decisión del organismo, que compromete a todos, hasta a los disidentes. Por eso, es una especie de infidencia irse a la calle a decir «yo voté en contra, no estoy de acuerdo». Hay que aprender a cargar pesado o dedicarse a jugar trompo o trúcamelo».