Coctelera

Coctelera

Entonces tenemos, mi querido Magino, que el estrés es una causa de la vejez. Eso explica la eterna juventud que adorna a cierta gente que jamás ha dado un golpe… El chusco se rió con el cable que eso manda madre: la Policía, la de allá, invadió una finca propiedad del cundango grado 33 llamado Michael Jackson. Con seguridad buscaban muchachitos…

Angel Lockward tiene más razón que el carajo: la tarifa energética es una estafa y una subestimación de la inteligencia de la mayoría de los dominicanos. Sí, hombre, la tasa del dólar desciende y también bajan los precios de los combustibles. Pero un organismo gubernamental se da el lujo de fijar una tasa para la moneda norteamericana muy distinta a la que existe en el mercado y nadie, dentro del gobierno, parece facultado para decir que eso no es justo. Es lo mismo que cuando las Aduanas digan que hay que cobrar impuestos con el dólar al 32 por uno, mientras la moneda gringa, realmente, se coloca al 29.5 podridos por cada verdecito…

El proyecto de Presupuesto fija 18,000 millones de los hediondos para subsidios energéticos. Pero aún así, a subir la tasa, a elevar la tarifa, que los pendejos pagan. Mire, viejito Magino, no se puede joder tanto la paciencia, abusar tanto de los gobernados. ¿O qué se quiere?, ¿qué cada ciudadano se convierta en un “Rififí” de energía? Sin duda que son los organismos oficiales los que invitan a esa vainita y después se ponen a hablar pendejadas, de que hay que pagar, que se debe ayudar al sector. Y al contribuyente, ¿quién lo ayuda? Con frases bonitas no se resolverán estas cosuanitas…

Lo mismo puede decirse, aún cuando sea desde una óptica un tanto distinta, de la cuestión de los medicamentos. Cuando se inició la escalada alcista de la prima del dólar, hace un par de años, los precios se dispararon por las nubes. Se esgrimió el argumento de que había que hacer eso para tener capital disponible a la hora de “reponer inventarios”. La reposición permitió que medicamentos comprados a bajos precios se elevaran más que el carajo. Es decir, Maginito, los compradores tuvieron que aportar el capital faltante para las nuevas adquisiciones, para la reposición del inventario. Pero de buenas a primeras, desde febrero pasado, el dólar comenzó a descender y la baja se precipitó a contar del cambio de gobierno. Los precios de las medicinas, sin embargo, se mantienen en sus trece. Promesas y solo promesas. Entiéndase bien, promesas, no Promese. De lo que pasó allí mejor es no hablar para que no comiencen a joder con lo de retaliación, de la persecución política. Importadores y distribuidores de medicamentos se quejan de que sus líneas no bajan en las farmacias, pese a las reducciones por ellos registradas. Nadie responde. Salud Pública es un templo para esta vainita.

Mientras tanto, Maginito, a los enfermos que se los lleve el diablo, especialmente a los pobres pensionados que perciben sus ingresos para comprar pastillas y pociones. La situación se complica para los más necesitados, pues tienen que hacer filigranas para conseguir unos pesos y acudir a consultas privadas de médicos, ya que gran parte del tiempo los centros públicos permanecen paralizados, pues los facultativos a sueldo del Estado buscan mejoras de sus ingresos y mandan al demonio el trabajo con huelgas que exigen reivindicaciones. ¿Qué le parece el cuadro, viejito vagabundo? ¿No es para vivar a Fidel Castro? Si me dice que no, eso se debe a que usted no es más que un buen pendejón que le tiene más miedo que el carajo al Tío San y a sus chulos regados por toda la geografía nacional…

El gobierno comienza el viernes a pagar la regalía pascual, el llamado ‘sueldo trece’, para todos los empleados públicos. ¡Formidable! ¡Los panaderos harán teleras! Más gentes que el diantre comenzará a picotear, recordando, por primera vez en el año, que son padres de familias, desheredados de la fortuna, que merecen llevar unos pesos a sus “hogares” para la cena del 24. ¡Buenos vagabundazos! Mientras tanto, durante todo el resto del año, nada de ocuparse de los miles de niños que lanzan a la calles, exponiéndolos a toda clase de peligros. Y no le llame la atención a estos cabronazos, pues corre el peligro hasta de que le amenacen. Pero de todo. Magino, hay en este mundo cruel.

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