Coctelera

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El presidente  Leonel Fernández impuso la Orden de Duarte, Sánchez y Mella, en el grado de Comendador, a monseñor Raúl Peguero. ¿Conoce usted, mi querido Magino a ese religioso? ¿No? Me lo imaginaba. Pero si le digo que ese monseñor condecorado es el Hermano Antonio, de inmediato usted recordará a ese ilustre educador religioso, que ha impartido docencia por más de sesenta años.

Conocí al Hermano Antonio cuando pertenecía a la congregación de los Hermanos de las Escuelas Cristianas, que desde 1933 prestan un inestimable servicio a la educación dominicana. Hace ya un tiempecito que el Hermano Antonio se separó de la Congregación lasallista y fundó tienda aparte. El Hermano Antonio tuvo profundas diferencias ideológicas con sus compañeros, cuando éstos establecieron el llamado sistema «educación en libertad». El religioso, respaldado por viejos amigos y padres de niños inscritos en el Colegio De La Salle, alquiló un local en la Abraham Lincoln, de esta ciudad. Poco tiempo después consiguió que el Estado le donara la casa en que Ramfis Trujillo hospedaba a los polistas extranjeros que invitaba a jugar en esta ciudad. El Hermano Antonio, trabajador incansable, se fajó de campana a campana para acomodar su colegio, el San Juan Bautista, en la casa de Bella Vista que le donó el Estado, sin duda alguna con el concurso del presidente Joaquín Balaguer y monseñor Octavio Antonio Cardenal Beras Rojas. Este hombre, que nunca había estado inmerso en el mundo de los negocios, tuvo que enfrentar, año tras año, al crecimiento de la matrícula, problema que solo podía resolverse con la ampliación del espacio físico disponible. Al Hermano Antonio, a quien se le mueve la recta, logró que el Estado le cediera un área contigua al local donde operaba el colegio. Y fue así como surgieron las edificaciones tan necesarias para el buen funcionamiento de la institución. Surgió, también, el templo católico que llena una necesidad en la zona de Bella Vista. El Hermano Antonio, ya maduro, optó por el sacerdocio y después de ordenado, lógicamente, pasó a conducir la iglesia erigida por sus titánicos esfuerzos. El hoy monseñor Raúl Peguero –ignoro la fecha en que fue ascendido– es un hombre de una verticalidad extraordinaria. Sus ideas las defiende a todo dar y nunca le ha importado un bledo que le llamen reaccionario. El Hermano Antonio no se pone bravo cuando lo tildan de «tradicionalista» en materia educativa. Puede que el religioso esté algo desfasado en este convulso mundo de hoy. Lo que ocurre con el Hermano Antonio, en realidad, es que no transige con la indisciplina. Dios me permitió que mis tres hijos estudiaran bajo la batuta del Hermano Antonio y que en su colegio se recibieran de bachilleres. Cierto que en ocasiones se le van las manos por cualquier pendejadita. Este hombre ha desafiado infartos y lleva en su cuerpo stents y by pass. Juega con la altura de Ciudad de México y hoy en día, ya octogenario, es cliente de supermercados donde adquiere líneas que le satisfacen sus gustos de gourmet y también le ponen como un globo de la Lotería. Solo me resta, mi querido Magino, enviar un fuerte abrazo a Antonio y estoy completamente seguro que la Orden que lleva el nombre de los Padres de la Patria jamás será mancillada por un dominicano ejemplar… Waldo Ariel Suero    lleva veinticuatro huelgas comandadas en sus tres períodos como presidente del gremio que agrupa médicos del país. Y busca ahora la número veinticinco». Farmacia Mella…    El candidato  presidencial de La Cuarta Vía, Eduardo Estrella, considera que Miguel Vargas Maldonado y Leonel Fernández deben renunciar sus aspiraciones presidenciales si no pueden demostrar al país que no tienen ligazón con la corrupción. ¡Qué muchacho más ameno es este Eduardo!… Amable Aristy  quiere un debate con Leonel y el MVP. ¡Qué buen guanajo! Y ojalá que no confundan los 10 puntos del candidato del PRSC, con puntos de sutura por hablar pendejadas.

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