Coctelera

Coctelera

Muy buenas, mi querido Magino. Tengo para decirle que ignoro si los franceses que desean sentar reales en Bahía de las Aguilas quieren tierras de regalo, tierras arrendadas, tierras prestadas, pero sí parece que su grito será muy parecido al del Rodrigo aquel. Ahora bien, viejito charlatán, de lo que sí estoy seguro, completamente seguro, es de los beneficios que da al país otra tierrita, la que manejan equipos de grandes ligas de béisbol de los Estados Unidos que han instalado campamentos en este dichoso país, campamentos en los cuales no sólo se enseñan los secretos del juego-negocio, sino que también se educa a quienes tienen la suerte de caer allí… 

Anteanoche, Maginito, mientras se comentaban asuntos relacionados con Bahía de las Aguilas y se buscaba esclarecer puntos, un grupo de expertos acudía a la Fundación Global, para explicar los beneficios que al país deja la pelota grandota de los gringos. El grupo estaba encabezado por Joe Garagiola, un alto funcionario de la Major League Baseball (MLB). Garagiola es, también, un prestigioso narrador y fue catcher de los Cardenales de San Luis. Junto al señor Garagiola se encontraban otros dirigentes, incluyendo a nuestro Omar Minaya, alto funcionario de los Metropolitanos de Nueva York…  Por si usted no lo sabía, al auditorio se informó de un estudio que muestra que el béisbol soltó aquí 85 millones de dólares el año pasado, sin incluir sueldos a jugadores. Esa suma no es chiquita, en una actividad que tiene dos mil empleados fijos en la geografía nacional. El campo se extiende, pues ya hay equipos instalándose en el país, construyendo sus modernos campamentos. Esa es una actividad que debemos estimular, pues no sólo va en beneficio de los jugadores criollos y extranjeros que son enviados aquí, sino también de la economía en general…  Usted sabe bien, Maginito, que los hermanos Pedro y Ramón Martínez han hecho muy buenas obras en su Manoguayabo natal. Miguel Tejada regaló un bello estadio a Baní y hace allí importantes construcciones. Tony Peña construyó un estadio de pelota para Palo Verde, Monte Cristi. A Bartolo Colón no se le ha apretado el pecho para invertir. Samuel Sosa posee tremenda plaza en San Pedro de Macorís. Los jugadores de béisbol, generalmente, desde que perciben unos chelitos invierten en una casa para la familia y todo eso tiene un buen efecto multiplicador. Desde luego, no es que se quiera decir que el béisbol resolverá los problemas económicos de la nación y pondrá punto final a las desigualdades sociales existentes…  No se puede olvidar que la inmensa mayoría de los beisbolistas proceden de las zonas más pobres del país. Ellos, los jugadores, no olvidan a los suyos, y desde que reciben sus dólares, parte los invierten en elevar la calidad de vida de sus familiares. Eso es muy loable. Tanto el presidente Leonel Fernández como el anterior mandatario, Hipólito Mejía, han sido amantes del béisbol y en una forma u otra han estimulado a los criollos que juegan en el Norte y ahora también en Japón, Corea y Taiwan. Se nos ocurre que el gobierno podría buscar una forma institucional para establecer que los jugadores de béisbol, en la medida de sus posibilidades contribuyan al progreso de la región que los vio nacer. El gobierno del presidente Fernández, tengo entendido, designó al inmortal Juan Marichal como alto comisionado de béisbol para nuestras relaciones con las mayores. Se habló de que Juan no aceptó el cargo, pero de manera oficial nada se ha dicho. Marichal es el hombre ideal para fomentar esas relaciones, en vista de los estrechos vínculos que tiene con los norteños. El puede ayudar mucho al país…  No sé, Maginito, pero creo que si el Gobierno estimula las inversiones extranjeras con muchísimas pendejuanas, incluyendo exenciones impositivas, esas pendejuanas puede ofrecerlas —y más todavía— a los jugadores dominicanos que decidan hacer sus inversiones aquí, muy especialmente en las zonas más empobrecidas de la nación. Los dominicanos gravitan, en forma impresionante, en el béisbol norteamericano, en las mayores y en las menores. Al cerrarse el 2005, los nuestros contaban con un veinte por ciento de la población latina en el béisbol. Es decir, es mucho el capital fresco que podría reunirse para una auténtica inversión extranjera, siempre y cuando se ofrezca a los nuestros las mejores condiciones y garantías posibles. Y si alguno quiere que le regalen una tierrita, pues a regalarla. ¿Acaso no se ha regalado ya bastante a extranjeros?

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