Coctelera

Coctelera

¿Cómo está mi querido Magino? Supongo que más bien que el carajo, pues pese a que los apagones siguen haciendo de las suyas, hay que confiar que esa situación mejore, de manera sustancial, cuando menos en la mente de un par de habladores. No, por nada…

Mire, viejito cuentista, hace algunos días, al referirme a la propuesta para que el Nobel de la Paz fuera otorgado a George Bush, recordé que una vez se sugirió que el codiciado galardón fuera entregado al dictador Rafael L. Trujillo Molina. Dije que eso ocurrió en 1936. Un viejo amigo del Coctelero, caro Magino, me expresó que la propuesta dominicana se hizo en 1937. Me pidió, asimismo, algunos detalles de la citada propuesta, es decir, de su motivación, pues a él solo se le había hablado del año….Pues bien, don Magino, no fue en 1937. Ni tampoco en 1936, como escribió de memoria el Coctelero. El asunto se planteó el 26 de diciembre de 1935, en una muy larguísima carta dirigida al «presidente del Comité Nobel del Parlamento Noruego, (en el) 19 Dranmensvei, Oslo, Noruega». La propuesta fue hecha por la Facultad de Derecho de la Universidad de Santo Domingo e iba calzada con la firma de los profesores Jacinto B. Peynado, Julio Ortega Frier, Manuel de Jesús Troncoso de la Concha, M. de J. Camarena Perdomo, Nicolás H. Pichardo, Rafael Castro Rivera, Leoncio Ramos, Arturo Logroño, J.H. Ducoudray y Antonio E. Alfau. La carta, luego, fue impresa en un folleto de 42 páginas, editada por la Impresora Listín Diario….

Como este es un documento prácticamente desconocido para las nuevas generaciones, no es ocioso decir que los proponentes hicieron un largo recuento de las relaciones entre Haití y la República Dominicana, que definieron como un virtual estado de guerra hasta la llegada de Trujillo Molina al poder en 1930. El grupo de profesores universitarios describió, minuciosamente, los esfuerzos desplegados por Trujillo Molina con su colega Stenio Vincent para lograr la firma de un acuerdo limítrofe entre los dos países que comparten el dominio de la isla. Consideraron de importancia destacar las visitas de Vincent a Santo Domingo y del gobernante dominicano a Puerto Príncipe y estimaron de histórica la fecha del 28 de febrero de 1935, cuando se suscribió el nuevo tratado….

Pero en su propuesta al Comité del Nóbel de la Paz, los profesores universitarios fueron más lejos, y ponderaron los `esfuerzos` realizados por Trujillo Molina para que América acudiera en auxilio de Bolivia y Paraguay y pusieran fin a la terrible guerra de El Chaco. En una forma casi ingenua, los veteranos abogados señalaron el contraste entre la lucha armada sostenida por los ejércitos boliviano y paraguayo y los logros de paz, por medios diplomáticos, obtenidos por Trujillo Molina y Vincent….

En la exposición se hizo uso de correspondencia cruzada entre Trujillo Molina y mandatarios continentales, piezas relacionadas tanto con el tratado domínico-haitiano, como con las gestiones encauzadas por el gobernante isleño en favor del cese de la lucha entre bolivianos y paraguayos. Eso, sin embargo, evidenciaba que los profesores universitarios habían tenido a su alcance una correspondencia oficial que se suponía solo en manos de la Cancillería y del Ejecutivo dominicanos. Eso demostraba la complacencia de Trujillo Molina –y su aprobación– con las gestiones. Por cierto, entre los gobernantes que enviaron misivas a Trujillo Molina se encontraban unos bizcochitos que respondían por los nombres de Juan Vicente Gómez, de Venezuela, Maximiliano Hernández Martínez, de El Salvador; Jorge Ubico, de Guatemala, y Juan Bautista Sacasa, de Nicaragua….

Lo que no he podido establecer, Maginito, es si ese documento fue respondido por los noruegos o si se dio la caelada por respuesta. Ahora bien viejito vagabundón, lo que sí tiene que haber sorprendido al Comité y hasta a los propios profesores proponentes, fue algo que ocurrió en 1937: la carnicería desatada contra haitianos residentes en el país y que terminó como una simple operación comercial más, cuando se puso precio a las cabezas de los haitianos asesinados, con el beneplácito prácticamente obligatorio del gobierno del propio Vincent y el convencional de Washington.

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