COCTELERA

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Mi querido Magino, sean mis primeras palabras para hacer llegar sinceras congratulaciones al amigo Roque Adames Rodríguez, obispo emérito, al festejar sus bodas de oro con el sacerdocio católico. Adames Rodríguez, antiguo obispo de Santiago, es uno de los más sólidos intelectuales dominicanos y un hombre de un extraordinario valor, probado cuando había que probarlo, no en habladurías pendejas sino en acciones. Fue un radical oponente al régimen de Rafael L. Trujillo y encabezó uno de los sectores más progresistas de la Iglesia Católica. No se le apretó el pecho para alinearse con corrientes de esa naturaleza en la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD) al salir el país de la guerra civil de 1965, y el denominado Movimiento Renovador encontró en él a un entusiasta colaborador. Roque Adames Rodríguez, hoy, se encuentra retirado, limitado por lesiones físicas pero su mente sigue clara y fecunda. Que Dios bendiga a este sacerdote ilustre, honra quisqueyana…

Buen paso el de la renegociación de la deuda externa dominicana con el Club de París, un club muy exigente, que no juega con sus cuotas de pago. ¿Que se exige, al mismo tiempo, la renegociación de las deudas con particulares? Claro que sí. ¿Serán acaso pendejos los de París? Si aplazan mis pagos, pues a aplazar los de todo el mundo. Nada de dineritos para los de Baltimore, Chicago y otras yerbas. Jugamos todos o se rompe la baraja…

Ahora sí es verdad que la puerquita tuerce el rabito con la vainita esa de la exhumación. El arzobispo de Santiago, monseñor Ramón Benito de la Rosa y Carpio, afirma que no autorizó exhumación alguna y mucho menos que se construyeran nichos especiales en la iglesia de Tamboril, donde reposan los restos del antiguo mandatario y su ilustre consorte. Monseñor de la Rosa y Carpio rechaza, asimismo, haber mantenido contactos con miembros de una familia de apellido Reynoso, que alega descender del presidente Vázquez…

Lo lindo de toda esta vaina, mi querido Magino, es que el procurador general Víctor Céspedes Martínez negó vinculación con el caso y dijo que él no había autorizado la exhumación. Existen documentos, sin embargo, firmados de orden a nombre del procurador general, nada menos que por su ayudante S. Cadena Moquete. Y más de uno. A menos que se trate de falsificaciones. A los restos del presidente Vázquez y doña Trina les sustrajeron el fémur y dentadura, dizque para realizar pruebas de ADN en los Estados Unidos…

Mucha gente no quiere hacerle caso a esta pendejada, pues la encuentra como una ‘cosa de locos’. ¿De locos? Mire, viejito charlatán, usted sabe que por aquí aparecen turpenes que corren hacia atrás a una velocidad pasmosa y que fuman debajo del agua, como decía el inolvidable Bueyón Carvajal Martínez. Se habla de reclamar “herencias” de don Horacio y doña Trina. Quienes reclaman han recibido todas las facilidades oficiales posibles. Se ha gastado mucho pero mucho dinero en fotocopiar quintales de documentos en el Archivo General de la Nación. Y algún fin se busca con esas cosuanitas. Por eso, hay que tener el ojo pelaíto todo el tiempo, especialmente con propiedades inmobiliarias que se alega pertenecieron a don Horacio y a doña Trina, no vaya ser cosa que ahora el Estado se ‘desprenda’ de ciertas propiedades para mostrar su “apego a la ley”. Recuérdese que aquí hay bateadores que, tras las tablitas, le dan un palo entre dos al mejor lanzador…

“Los militares no deben hacer política”. Soto Jiménez… “Pero tampoco deben usar la que ya está hecha”. Farmacia Mella…

José Lois Malkum cree que deben exonerarse los víveres del pago del ITBIS. ¡Qué bueno! Ya quisiera yo ver a un triciclero cobrando el Itbis por dos libras de yuca que venda a una marchanta. O el que corresponde a dos guanábanas o a una barra de cañafístola…

Dios libre a Cuqui Gilliani, mi querido Magino, de tener que acudir a un médico, que se vería obligado a cobrarle el quince por ciento para pagar impuestitos. Y que después le receten medicamentos de los caros de verdad, a los cuales les carguen otro 15 por ciento por concepto de Itbis…

Eso me recuerda una vieja anécdota: Ramón Saviñón Lluberes, cuñado del dictador Rafael L. Trujillo, era el administrador de la Lotería Nacional. Hombre pintoresco, Mon Saviñón salió una mañana dispuesto a comprar billetes. Adquirió alrededor de cien billetes en distintos puntos de la ciudad. El lunes en la mañana buscó la lista oficial del sorteo dominicano. Ninguno de los billetes por él adquiridos salió premiado. Y entonces no tuvo más remedio que exclamar: “Carajo, esto es un robo”. Bien, Magino, hoy es domingo. Felices Pascuas y Próspero Año Nuevo. No juegue lo suyo. No sea pendejo y jamás pague impuestos a la esperanza. Mejor beba leche aunque sea de piñón.

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