Coctelera…

Coctelera…

(Ha llovido a cántaros! (La pólvora acaba de ser descubierta! (Y aun falta mucha agua por caer! Algo sí queda bien claro, bien clarito, con los aguaceros de los últimos días: el desagüe de la más vieja ciudad del continente es pura porquería. Con las primeras lluvias caídas, ya estaba la calle inundada que eso mandaba madre. Y algo que no se puede pasar por alto, la ciudad era un gigantesco basurero arrastrado por la corriente, jamás eléctrica.

Es innegable que los filtrantes tapados han hecho de las suyas y las basuras por recoger, dispersas por las aguas, dan la sensación de que la capital es un gran vertedero. Llama la atención, sin embargo, que por la Máximo Gómez, San Martín hacia el Norte, y parte de la Ovando, nananina de inundaciones.

Por coincidencia, el desagüe de esas vías se construyó en 1966, con un crédito de cinco millones de dólares que recibió una Comisión de Ornato Cívico de manos de la Agencia Internacional para el Desarrollo (AID), de Estados Unidos, en los días inmediatos a la conclusión de la guerra civil de 1965. Esa comisión fue presidida por uno de los hombres más serios que ha nacido en este país, don Enrique Apolinar Enríquez (Quiquí), enemigo público número uno de tomar lo ajeno y por eso, de esos cinco millones, no se perdió un solo chelito. (Vea los resultados!…

El presidente Hipólito Mejía dijo que promulgaría la ley relacionada con las «áreas protegidas» y que desprotege más miles de tareas que el carajo. Pero un subsecretario de Medio Ambiente, después del pronunciamiento presidencial, solicita el veto o la observación del instrumento tan ardorosamente defendido por legisladores. (Cuánta coherencia gubernamental!…

)Que Pérez Figuereo denuncia que entregan motores del Plan Renove a funcionarios y dirigentes del Partido Revolucionario Dominicano (PRD)? )Y qué? )Los van a entregar, acaso, a los motoconchistas aquellos que reunían antes de las elecciones? Lo triste del caso, Maginito, es que por pura demagogia, se gastaran millones de pesos en adquirir motores que, a la postre, tendrán que pagar los guanajos contribuyentes y hacerle un chiste a los responsables de este atropello?…

Por más vueltas que se den al asunto post electoral, seguirá hablando de esa vainita. Monseñor Agripino Núñez Collado, jefe de la Comisión de Seguimiento, dice ahora que al presidente Mejía le engañaron al presentarle encuestas que señalaban la necesidad de una segunda vuelta electoral para escoger al jefe al jefe del Estado. Lo cierto del caso es que podía considerarse muy exagerado eso de darle un 48 por ciento al PLD y un 44 por ciento al PRD, así como también dar a la tropa de Mejía como favorita en 29 provincias. De todos modos, Maginito, hay veces que se dan casos de que la terquedad hace ver que el jabón sabe a queso…

Otra cosa: El presidente Hipólito dijo una vez que había militares que simpatizaban por él y otros por Leonel. Monseñor Agripino lo reiteró pero en otro contexto, éste quizás un tanto riesgoso. Lo ideal sería que solo existieran militares que favorecieran, siempre, la legalidad, la constitucionalidad, y que no siguieran hombres, por más ventajas que pudieran obtenerse por ese seguimiento…

En Argentina, Maginito, juegan con duro con antiguos funcionarios del presidente Carlos Saúl Menem. Ahora mismito le metieron su carcelcita a María Julia Alsogaray, una antigua zarina de la privatización de empresas y tratan de obligarla a devolver unos 800,000 dólares que percibió en forma ilícita. Unos cien funcionarios del régimen de Menem pasan las de Caín, y el ex presidente, en Chile, se declara perseguido político mientras está junto a su bellísima esposa Cecilia Bolocco…

Mire, Maginito, eso de que los jefes militares sabían o no sabían lo de las torturas por soldados norteamericanos en Irak, me recuerda alguito. Juan Bosch, en 1963, durante sus siete meses de gobierno constitucional, no cambió jefes militares o policiales. A nadie, por puro capricho, le dieron siquiera un cocotazo. Vino el golpe del 25 de septiembre de 1963. Cayó Bosch. Los jefes militares y policiales siguieron ahí y comenzó una ola represiva que mandaba mamacita y papacito al mismo tiempo. )Qué pasó ahí? Sencillamente, el cabeza de gobierno constitucional no permitía excesos y por eso sus subalternos entraron en el aro. Después de su derrocamiento, desde la cúpula se toleró el abuso y a Dios que repartiera suerte.

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