Coctelera

Coctelera

¿Que el presidente de la Suprema Corte de Justicia, doctor Jorge Subero, contempla renunciar por estar sometido a supuestas presiones por el inefable Proyecto Presidencial Hipólito, mejor conocido como PPH? No me vengan con vainas a estas alturas de la serie, cuando hay tantos play-offs señalados y los que puedan señalarse en el futuro inmediato. Y tampoco me suelten la versión esa de que el magistrado Subero se plumearía por diferencias de criterio con el primer sustituto del presidente de la Suprema, doctor Papi Luciano. Con el doctor Luciano, mi querido viejito sinvergüenzón, se ha dicho que Subero tiene diferencias de criterios desde que se conformó el actual cuerpo supremo de la judicatura dominicana….

Mire, Maginito, y dicho sea con todo respeto, no se puede poner en dudas que el pepahachismo quiera controlar la Suprema. ¿Acaso no se afirma que trata de controlar todo el país? Eso es evidente. Eso no quiere decir, sin embargo, que el magistrado Subero deba tomar la pista de Félix Sánchez para hacer tremenda sprintada. Quizás es fácil decirlo, pero el momento es muy oportuno para que el magistrado Subero se faje de campana a campana y cargue pesado todo el tiempo. Por ahí podrían presentarse unos casitos más buenos que el carajo y a los que todo el país le tendría puestos encima los juanos. ¿Qué me dicen de algunas peticiones de inconstitucionalidad que se avecinan? No se trata de que el magistrado Subero sea la última gaseosa fría del desierto o cosa que se le parezca. Y no se pueda descartar que comiencen, si es que no han comenzado ya, a lanzarle amenazas por distintas vías, amenazas que buscan mediatizarlo o que se huya de la posición….

Del régimen del Doctor se aprendieron más cosuanitas que el carajo y las amenazas figuraron entre ellas. No se trata de acusar aquí a quien no puede defenderse –el propio Doctor–, pero si todo el país sabe que a su alrededor, o cerca del hábil gobernante, pulularon unos pescaditos que mordían más que pirañas. Y el Doctor, si las vainas convenían a sus intereses, se hacía el pendejo. No se olvide que aún cuando perdiera elecciones, el viejo caudillo hacia malabares para conservar el control del Senado y eso pasaba por dos cositas bien sencillas: la primera de ellas, el Senado elegía a todos los jueces del país, es decir, daba cierta impunidad a algunos personajes, y luego se encargaba de la designación de los miembros de la Junta Central Electoral. Y todavía nadie osa discutir que el Doctor siempre entendía que las elecciones verdaderamente se ganaban o perdían en esa corte electoral. Pendejos son quienes creen que esas viejas creencias y actitudes, tan arraigadas, han desaparecido por completo….

Magino, todos sabemos que el magistrado Subero es un hombre de mucha experiencia en el ejercicio profesional. Pese a su relativa juventud, ya tiene que haber aprendido a conocer cuando menos, al cojo sentado. El sabe como se bate el cobre en esta media isla, como lo sabe la mayoría de los habitantes de la misma. No me dirán que la fianza o la no fianza para dos chinos acusados de violar leyes migratorias provocará la estampida del magistrado Subero. Eso no lo creería ni el principal acusado del tráfico de chinos que se conoce, en libertad por su inmunidad (?) parlamentaria, mientras los cómplices siguen trancados…

La justicia dominicana no será la mejor del mundo. No podemos verla fuera del contexto general del país. ¿Cómo aspirar una justicia modelo en un país que si ahora mismo es modelo de algo es de crisis económica, y de un coctel en el que, entre otros ingredientes, se mezclan la misma con la sinvergüencería, aún cuando no exista relación primaria entre esos elementos? Pero algo es claro la composición de la judicatura dominicana ha mejorado un tanto en los últimos años aun cuando es un poco `tímida` para tratar cuando de acusados prodecentes de las grandes ligas se trata y no precisamente de las grandes ligas del béisbol. De todos modos, Maginito, sería oportuno que el magistrado Subero desistiera de cualquier tentativa de renuncia y mostrara que sí tiene timbales, como creemos que tiene, en momentos difíciles para ejercer las delicadas funciones que se le han confiado. La crisis que nos abate no es solo la económica. La moral puede que sea la peor de todas. Y cuando esa crisis trata de dominarlo todo, el miedo es el peor consejero que puede tener una sociedad.

Publicaciones Relacionadas

Más leídas