Coctelera

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El Estado dominicano, mi querido Magino, tiene fallas, más de una. Y de dos. Pero de ahí a considerarlo un “Estado fallido” hay gran diferencia. Por eso, mi viejo vagabundón sorprendió un tanto que “Foreing Policy”, de Washington, capital del imperio, calificara de “Estado fallido” al criollito, colocándolo a lado, entre otros, de Haití. Por una “simple coincidencia”, Dominicana y Haití ocupan la isla de Santo Domingo y los haitianos están intervenidos militarmente por tropas de la “comunidad internacional” —Estados Unidos a la cabeza desde luego—, están cargados de problemas sociales, económicos y políticos y viven una situación de facto que cada día más degenera en caos…

El presidente Leonel Fernández, con sobrada razón, y aunque un chincito tardío, reaccionó indignado al rechazar que el nuestro sea un “Estado fallido” y rechazó cualquier tentativa de ocupación del territorio nacional por parte de la “comunidad intencional”. Mire, Maginito, mi modesto apoyo va todo para el presidente Fernández y ojalá ese sea el sentir de los dominicanos que no quieren ver su país hollado por la bota extranjera que, en anteriores ocasiones, nos sojuzgó cuando la piña se le ponía agria o iba a entrar en conflictos que le reclamaban un estricto control de la zona geográfica en que nos encontramos…

El presidente Fernández no es un idiota. Es, por el contrario, un hombre de sólida preparación intelectual, conocedor profundo de la historia. Y sabe lo que dice cuando expresa que no hay “soluciones conjuntas” para los problemas de Haití y Dominicana. Mire, Maginito, estoy seguro que el lenguaje diplomático que se ve obligado a utilizar, por su condición de jefe de Estado, le impide decir lo que verdaderamente siente en esa materia. Por ejemplo, su mente puede retrotraerse al penúltimo año de gobierno de su primer período presidencial, cuando tuvo que improvisar una especie de charla histórica en un almuerzo que le ofreció el presidente de Francia, Jacques Chirac. Esa charla fue la respuesta a la inquietud de autoridades francesas que no se “explican” como es posible que en “una isla de negros y mulatos” existan dos naciones distintas. Fue también, una respuesta al presidente Chirac, quien indagó si era cierto que había constantes problemas entre dominicanos y haitianos. Magino, cuando el presidente Fernández terminó de hablar, quienes le escuchábamos nos sentimos muy orgullosos de su posición…

Pero si nos remontamos más lejitos, ¿recuerda usted la vez que el expresidente Joaquín Balaguer denunció que con Francia a la cabeza —Estados Unidos y Canadá formaban parte del grupo— se quería la “unificación” de la isla? Mire, viejito charlatán, tengo entendido que un alto funcionario del régimen del entonces PRD gobernante se encontraba en París cuando se le habló del asunto “unificación” y se le señaló la conveniencia de dar ese paso para la consecución de programas de desarrollo conjunto. Ese funcionario, al retornar al país, confió al doctor Balaguer la cuestión y de ahí nació la denuncia. No fue un invento de Balaguer ni un paso para ahondar dificultades con el vecino país, como dijeron los haitianófilos…

Como bien dijo el presidente Fernández, tampoco quisiera especular que la calificación de “Estado fallido” busca la intervención del país por parte de la “comunidad internacional”. Es más, Maginito, dejemos los eufemismo de lado y llamemos las cosas por su nombre, la intervención de los Estados Unidos, ¡qué comunidad ni comunidad internacional del carajo! A los norteamericanos no les ha ido bien con su intervención en Haití, en todos los órdenes. Sin duda que buscan la forma de soltar esa papa caliente, pero están en una posición difícil, pues las cosas no se pueden ver fuera de contexto. Estados Unidos está en guerra, aunque sea una guerra no declarada. Tienen invadido Afganistán e Irak, países a los cuales no han podido dominar por completo y donde los movimientos nacionalistas irán cada día en aumento. En América las cosas no le salen como las planificaron. De sus relaciones con Fidel Castro nada hay que decir. Y buenas han sido con la Venezuela de Hugo Chávez, pues más tollos no han podido hacer los boys de Bush. Saben que no pueden distraer más soldados alrededor del mundo sin que adentro se levanten más ronchas y por eso buscan que países dóciles, agrupados en la “comunidad internacional” presten sus servicios. A esos países quieren endosar el caso haitiano, pero para eso necesitan un control interno férreo, control que tiene que ramificarse a Dominicana. Hay, Maginito, más tela que cortar que el carajo en este caso. Vamos a cortarla, poco a poco. Mientras tanto, respaldemos la posición del Presidente Fernández, sin que eso signifique compromiso alguno con su gobierno. Y vamos a reclamarle, también, que jamás dé un paso atrás en esta materia, sobre todo que el imperio tiene que saber, de sobra, que si la fuerza física nos puede aplastar, no puede impedir que Dominicana se convierta en un ‘irakito’.

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