Coctelera

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Buenas, querido Maginito. Entre apagones y basura por doquier me veo obligado a decirle que usted está entre dos aguas, bastante fuñonas por cierto, con la vainita esa de la reforma fiscal. El Senado, dominado por los perredeístas de la oposición, aprobó la reforma fiscal esa, con todo y el polémico impuesto de un 25 por ciento a la importación del sirop de maíz. Los legisladores perredeístas, pepehachistas o como quieran llamarles, hicieron caso omiso a los llamados del presidente Leonel Fernández, de la embajada de los Estados Unidos y de la alta jerarquía de su propio partido y dijeron sí al proyecto de reforma, al cual solo le falta la promulgación presidencial para convertirse en ley….

¿Observará el presidente Fernández la pendejada esa? Creo que no debería hacerlo. debe darle el dulce si y decirle a su gente que se faje a renegociar con el Fondo Monetario Internacional (FMI), con el Club de París y con veinte mil firmas más. Ahora bien, si el presidente no quiere el 25 por ciento, después de la promulgación, que introduzca un proyecto por virtud del cual modifique la ley de reforma y que los legisladores se fajen de nuevo, exclusivamente, con la vainita esa que dividió hasta el propio gobierno, pues el presidente mostró una opinión y su canciller otra…

Tenemos, entonces, Maginito, que la presidencia del PRD, según algunos lenguas largas y cortas, «amenazó» con la expulsión de los senadores que aprobaran la reforma con el gravamen al sirop de maíz. ¡Pamplinas, Magino, pamplinas! No van a botar a senador alguno por haber «desobedecido» las instrucciones de votar en contra de la carga al sirop de maíz. ¿Van a expulsar diecinueve senadores que constituyen el control senatorial? El perredeísmo ha probado ser un desorden a la enésima potencia, pero no creo, viejo charlatán, que llegue al extremo del sucidio por ignorancia de la realidad…

El asunto ese de la desobediencia partidaria me recuerda una cosita de hace ya muchos años, cuando el peledeísmo era formado por cuadros y unos rigurosos círculos de estudios. Un amigo era peledeísta hasta la tambora y más que peledeísta, boschista furibundo. No se que pasó con él, pero comenzaron los disgustos y un buen o mal día le cantaron bingo, lo expulsaron. Cuenta el amigo, en son de relajo, que cuando expulsado salía de las oficinas centrales del peledeísmo, le dijo al encargado de la misma: «Me voy, devuélveme mi cerebro, que ya pienso por mi propia cuenta»…

Maginito, hubo un anuncio de un préstamo para pagar a los generadores de energía. Habrá que esperar los desembolsos, pues hasta ahora todo es anuncio: ayer estaba el apagón por pipá y más largos que el carajo. Y eso que era día festivo, cuando los centros «de producción» estaban paralizados. ¿Qué hay de revisión de contratos? Los dineros prestados, además de que deben ser pagados con altas tasas de interés, también se acaban y entonces «volverán las oscuras golondrinas»…

Afirma Euclides Gutiérrez que el PLD tiene que enfrentar con «entereza, con firmeza y con dignidad» los problemas del país o, en caso contrario, el PRD no le permitirá gobernar». ¿El PRD? Si no se gobierna como dijo Euclides, quien se va a enfrentar al régimen que escogió en las urnas, y por abrumadora mayoría, es el propio pueblo dominicano, harto ya de abusos, de atropellos, y de impunidad rodeado a los autores de esos excesos…

Monseñor Antonio Camilo es un diablazo a caballo. Dijo ayer, en el Santo Cerro, que hoy la gente come menos, debido a la pobreza. Bueno, grandes mayoría comen menos, pero se olvidó decir al religioso que privilegiadas minorías comen muy bien y tal vez en exceso, sin importarles un carajo el colesterol y los triglicéridos. Desde luego, siempre se ha dicho y parece que es verdad, que gente no come gente, pero aun así es preferible tomar previsiones antes que tener que remediar…

¿Qué tiene de malo que conviertan a Constanza en provincia? Ese sería un paso más de progreso en la división política dominicana, y aumentaría, así, una abnegada burocracia preterida por todos los gobiernos, una burocracia formidable, encabezada por legisladores y autoridades municipales que muy bien merecen algunos privilegitos, como son los carritos exonerados y algunas chucherías más, como las dietas y los viáticos. Además, Magino, le aviso que voy a iniciar una campaña para que Sainaguá se convierta en provincia. No es justo que se olvide ese paraje sancristobalense. Total, digno y noble sería que Sainaguá se separara de San Cristóbal, máxime ahora cuando tiene hasta cerca una cementera. Sainaguá merece ser provincia, merece ser una comunidad que se prepara para cuando este país modifique su Carta Magna y se convierta en unos Estados Unidos Dominicanos, con gobierno federal. Así, Maginito, volverán los aumentos burocráticos, tendremos legislatura federal y estatal, gobiernos estatales y federales y de esa manera, también, un perseguido por ladronazo podrá irse de un Estado a otro, aun cuando corra el riesgo de ser extraditado. Progresemos, Magino, progresemos.

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