Coctelera

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Mi querido Magino,  permítame que le recomiende la lectura de un artículo publicado el sábado último en El Nacional. Se trata de un vigoroso trabajo intitulado «Crónica de una condena inmoral», suscrito por el mayor general Rafael R. Ramírez Ferreira, un prestigioso y culto oficial, ahora mismo encargado de la dirección del Control de Drogas.

El probo militar, sin embrago, no se refiere, en el artículo citado, a las drogas narcóticas o a los traficantes de las mismas. El general Ramírez Ferreira, con claridad meridiana, enfoca un tema que a todos nos debería interesar como si se tratara de una droga mucho más peligrosa que los estupefacientes corrientes. Es una droga que quieren inocularnos «grandes potencias» irresponsables con el concurso de dominicanos más irresponsables aún y de gente que se beneficia y ha beneficiado del otorgamiento de la nacionalidad dominicana… El general   Ramírez Ferreira, entre otras cosas, se refiere al «informe» que los «misioneros enviados por la ONU (Doudou Diene y Gay McDougall) pusieron en conocimiento de la opinión pública nacional e internacional, y en el cual establecen que somos «racistas», «discriminadores» y veinte mil firmas más. Por eso el general Ramírez Ferreira escribe: «Si en realidad este senegalés (Doudou) y la norteamericana (McDougall) son tan capaces y el tiempo les alcanzó para ver y estudiar in situ el problema de los ilegales haitianos en nuestra patria, la pregunta sería: ¿por qué no observaron la inmensa e incuantificable tolerancia a favor de la inmigración ilegal procedente del vecino país?». No me falle, Magino, y lea al general Ramírez Ferreira, que esa es un obra de infraestructura… La «Declaración de Santiago»  recoge las conclusiones de la cumbre iberoamericana de jefes de Estado. Pero usted puede estar seguro, mi querido Magino, que la conferencia va a ser recordada por el lamentable incidente verbal entre el Rey Juan Carlos y el presidente venezolano Hugo Chávez. Mire, viejito verde, al presidente Chávez, dicho sea con todo respeto, se le puede considerar un miembro distinguido del club de los lengua de mauser. Pero es evidente que el monarca español cogió cuerda con las críticas formuladas por Chávez contra el gobierno ibero de José María Aznar y llegó a preguntarle por qué no se callaba. Después abandonó la sesión… En la cumbre  se presentaba una match de dimes y diretes entre Chávez y el presidente del gobierno español, Rodríguez Zapatero. El presidente Chávez, mi querido Magino, no se inscribe en el club que respeta las formas diplomáticas tradicionales. ¿O se olvida usted que al hablar en la ONU, dijo que el lugar que ocupaba olía a azufre, como si el Diablo hubiera estado allí, en una obvia alusión al presidente George Bush? Pero no hay duda alguna que al monarca español también se le fueron las manitas…. Caro Magino,  ¡Cuánta alegría nos produce la mejoría en su estado de salud del entrañable amigo Miguel Cocco Guerrero! Miguel es lo que se llama un hombre valiente, que lucha por su vida las veinticuatro horas del día. Ahora solo nos resta desear que Miguel esté muy pronto frente a sus funciones de director de Aduanas, cargo que ha ejercido con entereza en los gobiernos peledeístas… Siento profundo  respeto por el presidente de la Junta Central Electoral (JCE), doctor Julio César Castaños Guzmán. Pero si la JCE modifica el reglamento que prohíbe la promoción de candidatos antes de la proclama de la propia JCE no se estaría claudicando. Recuerde a Tres Patines: si se mete la pata y se saca pronto, se queda bien.

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