Coctelera

Coctelera

¿Qué hay, Maginito? Sin duda alguna que el Congreso Nacional tendrá su trabajito ahora, con la pendejuana esa del conocimiento del proyecto de presupuesto y ley de gastos públicos para el 2004.[tend]De todos modos, el asunto ese de que el proyecto lo estudie una comisión bicameral no está de más. Lo ilógico sería que nada más fueran los diputados los que hicieran su estudito. Con todo y la prisa que tiene el gobierno para que aprueben la pendejada esa y poder suscribir su convenio con el Fondo Monetario Internacional (FMI) y lograr los dolaritos de dicho FMI y los organismos multilaterales de crédito, de que vendrán los cabildeos, ¡vendrán! ¿cree usted que quiénes viven de las ONGs, de las que tiene olores congresionales y de las otras, se van a quedar con los brazos cruzaditos?…..Por cierto, y con todo el trabajo que tendrá por delante el Congreso, no estaría de más que los señores legisladores le dieran su aprobadita y convirtieran en ley el proyecto de Juancito Sport, para liberar de impuestos y gravámenes la importación de libros y de insumos para también producirlos en el país. Pese a que el Poder Ejecutivo, bien intencionado por cierto, dictó un decreto disponiendo que los libros no pagaran impuestos ni cargas de especie alguna, el «legalismo» se ha impuesto en áreas que han mandado al mismísimo carajo esa orden del presidente Hipólito Mejía. Tenemos, por ejemplo, que una empresa de correos especiales privados, DHL, comunicó a uno de sus clientes que los pedidos de libros que pasan de cincuenta dolaritos son retenidos en Aduanas hasta tanto se paga la comisión cambiaria o que se yo que vaina. Mire, Magino, eso desvirtúa el fin que persigue el Ejecutivo. No me vengan con la vaina esa de que la comisión cambiaria del diez por ciento a las importaciones no constituye un impuesto. La orden ejecutiva, se tiene entendido, habla de impuestos y gravámenes, y si la comisión cambiaria no es un gravamen, que resuciten los grandes tratadistas franceses para que auxilien a los cobradores de tasas, tributos, impuestos, gravámenes y otras semillas de cajuil mezcladas con ñames que nos atormentan. Se podrá alegar que la exención impositiva se hizo por decreto y que un decreto no modifica una ley. Por eso, a aprobar el proyecto de Juancito, ya que los escrúpulos son la del carajo y usados a conveniencia oficial. ¿O acaso no ese habla ahora de un proyecto de ley para que se cobren veinte dólares por impuestos de salida del país en lugar de diez? ¿Y cuantos cobra ahora, por vía administrativa, el propio gobierno? ¿No son acaso los veinte que legalizará por una ley?…..Magino, Control de Precios, con guardias y todo, anuncia una «batida» que no será de lechoza ni de zapote, pues ambas frutas están muy caras y si las mezclan con leche, mucho peor para el consumidor, pues ahí es que esa pintura es dura. Está muy bien eso de evitar que se continúe con los abusos de que es víctima el pobre dominicano que desea alimentarse y no quiere que lo vean como un perro viralata. Pero no sea pendejo nadie, viejito charlatán y cuentista, ¿para qué carajo hay que amenazar con guardias? ¿Todavía hay funcionarios que irrespetan tanto a los militares dominicanos, que los tienen para soltarlos como si tratara de cucos, en vez de mantenerlos en sus cuarteles o en actividades verdaderamente productivas para todos, como salvaguarda de disposiciones constitucionales que no están sujetas a discusión alguna? Maginito, no entiendo por cuáles motivos la ley no se cumple por lo que esa misma ley establece. ¿Hay que cumplirla por miedo? No joda la pista con eso ¿o es que alguien trata de ocupar títulos que Don Fello –y no Suberví, mal intencionado– dejó vacantes cuando lo rompieron el silibín en 1961?…..Si la ley establece tal disposición, pues que se cumpla o se someta a la acción de la justicia a quien la viole. Que los tribunales apliquen las sanciones de lugar. Pero, ¿por cuáles razones se tiene que amenazar a la gente con la guardia para que cumplan con las disposiciones legales? ¿O es que en este país no hay civiles con sus timbales bien puestos, prestos a hacer que los cañones legales se cumplan como es debido? Mire, Magino, déjese de tantas bravuconadas, que por más miedo que uno pueda tener, llega el momento que suelta la dama por la calle del medio y barre con cuantas fichas se interponen en su camino. Tengamos fuerzas militares y policiales para que se respete la ley, para que se respete a sus miembros, exigiendo ese mismo respeto a militares y policías hacia los ciudadanos que les pagan, que les invisten con calidad para defenderlos y no para atacarlos. Y, por favor, dejemos de lado esa vaina de contribuir a construir monstruos. Para después no tener que lamentarnos, como ha ocurrido varias veces en la historia de este país que pese a agiotistas, salteadores y maleantes de todas clases, con o sin saco y corbata, nunca se ha hundido ni se hundirá por completo.

Publicaciones Relacionadas

Más leídas