«El Cardenal con chacabana y tenis se ve de lo más que se yo» Farmacia Mella… Mi querido Magino, me he sentido muy apenado en las dos últimas semanas debido al escándalo desatado en el Congreso Nacional a la hora de conocer las asignaciones para las Organizaciones no Gubernamentales (ONGs) establecidas en el Presupuesto y Ley de Gastos Públicos de la nación.
Mire, viejito feliz y dichoso, si usted me pregunta a que atribuyo esos líos con las ONGs, le respondo que a la falta de institucionalidad en la República. Es a la ausencia de esa institucionalidad que responsabilizo de una especie de complicidad entre representantes de los poderes públicos, para que muchas ONGs figuren en el Presupuesto sin méritos para ello… Tengo entendido, caro Magino, que la elaboración del proyecto de Presupuesto y Ley de Gastos Públicos es algo que, necesariamente, toma varios meses. Me atrevo a asegurar que ninguna Secretaría de Estado queda satisfecha con la asignación que se le hace y que tiene que diferir bastante de la sometida a Presupuesto. Si usted suma las partidas requeridas al Ejecutivo –si las consigue– es probable que obtenga una cifra superior, a la requerida para sufragar los gastos de los Estados Unidos… Es bueno apuntar que todas las ONGs no son malas. Y hoy se hace figurar como ONGs a instituciones respetables como Rehabilitación, Dermatológico, Instituto contra el Cáncer, Instituto de Cardiología, Corazones Unidos, Instituto de Ayuda al Sordo, entre otras. Estas son instituciones a las que el gobierno fija una suma mensual, que le permite rehuir sus responsabilidades en campos de la salud… Cuando se habla de que en la Ley de Gastos Públicos para el 2008 figuran más de 300 ONGs fantasmas, se quiere subestimar la inteligencia de los dominicanos. ¿Por qué hablar de trescientas ONGs «fantasmas» y no de 300 casos de estafa contra el país? A menos que cambiaran la forma de elaborar el presupuesto, todas las ONGs y sus asignaciones pasan por las manos de funcionarios que son subalternos del Poder Ejecutivo. Tengo entendido, por otra parte, que las ONGs tienen que registrarse en un organismo oficial. Por eso, Magino, ¿cómo puede el gobierno central remitir al Congreso Nacional un presupuesto que contenga los nombres de «instituciones» inexistentes? ¿Y cómo pueden legisladores denunciar que las entidades fantasmas pertenecen » a colegas vagabundos», funcionarios oficiales y allegados al PLD, sin identificar a esos «colegas vagabundos»?. Se puede dar el caso, mi querido Magino, de que el Presidente sea sorprendido con la inclusión en el presupuesto de ONGs «fantasmas». Pero cuando se desata el escándalo, se necesita la mano fuerte del jefe del Estado, una mano que imponga correctivos severos antes de remitir a la justicia al infractor o infractores. Creo, Magino, como le dije al comenzar el dialoguito de hoy, que estas cosas se producen por la falta de institucionalización, institucionalización que no se conseguirá mientras la política rija los destinos del país, hasta el punto de tolerar que el Congreso Nacional apruebe proyectos que constituyen estafas… A otra cosa don Magino. Tenemos que en el 2007 la tonelada de maíz costaba 281 dólar, la de soya 257 y la de grasa 585. Para el 2008 la cosuanita comienza bien, pues el maíz abre con 281 dólares, la soya 460 y la grasa 743. Esos precios del mercado mundial se deben al uso de los insumos citados para la fabricación del biodiesel. ¿Se acuerda, mi querido Magino, cuando el inmenso Fidel Castro Ruz dijo que constituía un crimen utilizar alimentos para producir biodiesel… Bueno, Magino, dígame una cosa, ¿es que resulta tan difícil meter en cintura a los actores del seguro familiar de Salud? Ahora tenemos que dos profesionales de prestigio como los doctores Julio Amado Castaños Guzmán y Fulgencio Severino denuncian que las Administradoras de Riesgos de Salud (ARS) cobran por medicamentos y no los dan a los asegurados. Carajo, Magino, ¿por dónde andará Santa Clauss?