Coctelera

Coctelera

¡Hola, don Magino! ¿Cómo está ese salteador de caminos? Me imagino que gozando de lo lindo con lo que se dice esta gente. Está el cargo que manda madre. Ya sí comenzaron a tirarse las cajas y los cajones. ¡Y lo qué falta! En el interín, viejo vagabundazo, no me compare lo del Peme con el caso de Salvador Jorge Blanco. En el primero no ha habido una sola audiencia de fondo. En el caso de Salvador la cosuanita fue bien distinta. primero, una condena en contumacia. Después se reabre el proceso cuando el expresidente se presenta ante el Tribunal. Lo mandan a chirola. Fianza. Condena por el juez Severino a veinte años de cárcel. Apelación y libertad bajo fianza y finalmente el perdón durante el gobierno perredeísta de Hipólito Mejía. ¿Ve usted, viejito vagabundón, que no son iguales?. Y conste, que no se pasa balance de inocencia o culpabilidad. Solo cuestión de formas…

Cada día que pasa, mi querido Magino, me llama la atención el crecido número de sectores que hacen objeciones a la puesta en marcha de un Tratado de Libre Comercio con Centroamérica y los Estados Unidos. No sé si la vainita esa es buena o mala, pero me pregunto ¿dónde carajo estaban todos los grupos protestantes de hoy cuando se discutía el proyecto de TLC? Algunos gritaban, pero la mayoría callaba, hasta que consideró que iban a convertirla en la carne de Nochebuena, como el pavo aquel que se burlaba todo el tiempo del pobre pollito…

El memorial de agravios que exponen grupos industriales, sin embargo, debe ser estudiado y ponderado por el gobierno. Eso no quiere decir que se acepte como bueno y válido todo y cuanto dice gente que a lo mejor desea la reinstalación de aquella ley 299 de Protección e Incentivo Industrial, que nos puso a consumir tanta porquería, todo en base a la llamada «capacidad instalada». Eso, Magino, sin hablar de las fortunas que se dejaron fuera del país, en dólares canjeados a la par por el Banco Central, para la importación de muchísima maquinaria vieja sobrevaluada y después el pellizco que se nos daba con la exportación de líneas subvaluadas. Hasta el Coctelero cayó en el gancho del engaño, hasta que le abrieron los ojos cuando se bloqueó a la Batta International, productora de zapatos de tenis, en una medida proteccionista a un virtual monopolio en la especie. Es cierto que las cosas han cambiado. pero también es cierto que hay gente que hasta la reconversión industrial quiere que esté a cargo del gobierno, en vez de preocuparse por contribuir a la búsqueda de una solución que pueda resolver el problema energético. De todos modos, Maginito, hay que tener los ojos abiertos…

Por cierto, viejito verde, ¿no sería posible conseguir un listado con los nombres de quienes dejaron de pagar más de 100,000 millones de pesos en impuestos, según declaró el director de Aduanas? No, por nada, pero eso sería interesante, pues no solo de nombres de rasos de policías a generales viven los lectores…

El ruido, mi querido Magino, se considera un gran contaminante. Conseguir una ciudad más bullosa que Santo Domingo no es una pendejadita. Aquí los decibeles se regalan por pipá. No importan la hora o el sitio. Bulla por todos lados. Los colmadones se dan gusto a cualquier hora del día o de la noche. Hasta curas y pastores protestantes hacen de las suyas en sus guaguitas dotadas de poderosas bocinas para joder a titirimundachi. Gente desde su casa azota a los vecinos, sin importarle un carajo si en el vecindario hay enfermos o quejosos de los nervios. Y cuidadito con llamarle la atención a esos ciudadanos ilustres cultores del ruido. Recuerdo que solo el mayor general José Aníbal Sanz Jiminián, cuando era subjefe de la Policía Nacional, se encargó de poner en su sitio a esta partida de carajos que no respetan a nadie. Sanz Jiminián, confiscó bocinas que eso no tuvo madre. Pero después todo volvió a posición anterior y a Dios que reparta suerte. Mire, Magino, de que nos jodimos, nos jodimos.

 

Publicaciones Relacionadas

Más leídas