Coctelera

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Buenas, don Magino. A pocos días de las fiestas navideñas, se comprueba, una vez más, el viejo refrán de que es «joderse o no haber nacido». Se habla mucho de la baja en la prima del dólar, esa bandidaza de película que todo lo subió aquí, hasta el aire que se respira, aun cuando éste, por lo hediondo que es, producto de las toneladas de basuras dispersas en la capital y que ahora parecen bajo control, ese aire, es completamente gratis. De nada valen las denuncias que se formulan, de que los precios se mantienen inalterables en muchísimas líneas que deberían bajar quizás en la misma proporción que desciende la prima aquella, aun tomando en cuenta el acomodaticio argumento de la reposición de inventarios…

Pero ahora tenemos, carísimo viejo verde, que fabricantes de numerosos productos, respaldados por importadores, aseguran que los precios no pueden descender debido al alza de las materias primas para producir envases, especialmente las resinas que se usan para la elaboración de los plásticos. También se alega que hay que pagar el 0.15 por los cheques, las subida del Itebis y otras cositas establecidas por la reforma fiscal, Es decir, como quiera hay que reventarle las costillas al consumidor, muy especialmente al de medicamentos. Esta situación, mi querido Magino, es propicia para que los senadores que buscan dar «compensaciones» a los industriales se aboquen a detenidos estudios –tiempo sobra para eso– derigidos a buscar una formita de ayudar a quienes, de buenos pendejos, acudieron a las urnas a depositar votos…

hace un tiempecito, caro viejo, los representantes de la administración anterior, como gusta decir a un grupo de opositores, cantaban las excelencias del Tratado de Libre Comercio (TLC) logrado con los Estados Unidos de América. El entonces presidente Hipólito Mejía pregonaba las bondades de ese TLC y elogiaba a los funcionarios que lo habían negociado, especialmente a la jefa de la delegación quisqueyana, la entonces secretaria de Industria, señora Sonia Guzmán de Hernández. Los legisladores perredeístas, inmersos en la campaña electoral, en su mayoría, también respaldaban el «gran logro» de la administración Mejía. En esos días, don viejo charlatán, el peledeísmo opositor decía «boca calla», como solía expresar el finado don Polito. Había criticas tímidas, pues el TLC era con el amo gringo que se discutía. Pero ahora se resucitan los días del «Abuelito Cantarín y el grito es el de «cambia, papá»…

De buenas a primeras, al TLC le ha salido la criada respondona en el perredeísmo que lo negoció y firmó, mientras que el peledeísmo es su gran defensor, con el presidente Leonel Fernández a la cabeza. Senadores del PRD se han convertido en abogados defensores de los productores agrícolas, de los industriales, de los comerciantes, de todo aquel que tenga algo que decir en contra del TLC. Y no son dos ni tres los que han descubierto, de golpe y porrazo, que ese TLC es imperialista, que nos llevará a la ruina y muchísimas pendejadas más. Por eso es que el chusco siempre entiende que esta es una tierra mas rara que el carajo, y así tiene que ser en una nación donde tanta gente come de todo al mediodía, duerme siesta con mosquitero, reza y hace pipí y, para colmo, sueña en colores, en inglés y con títulos en español…

Mi querido Maignito, ¡qué buen aporte acaba de hacer la telefónica Verizon a la historia deportiva nacional! La obra «El Béisbol en la República Dominicana, Crónica de una Pasión» es un trabajo formidable. Verizon ha concedido capital importancia a este llamado pasatiempo, pues le ha dedicado el lujoso volumen de su colección anual, una colección impresionante y que creo lleva unos siete tomos con distintos aspectos de la vida dominicana. El libro sobre el béisbol ha sido escrito por el historiador Orlando Inoa y el cronista Héctor J. Cruz, con un aporte especial del periodista Enrique Rojas y la coordinación de José Rafael Lantigua, hoy flamante secretario de Cultura. Las fotos que tiene este libro son de película, fotos que jamás usted ha visto, carisimo Magino, algunas de ellas hasta del campeonato de 1912, ganado por San Pedro de Macorís. Verizon, querido viejo, merece congratulaciones por este esfuerzo a favor de la historia deportiva local, congratulaciones que le damos con sumo placer.

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