Coctelera

Coctelera

Como lanzador ´chata´ de softbol tenía dos envíos ideales:; uno lento y otro ¡más lento! Eran pitcheos ideales, claro, para los bateadores que le enfrentaban. Esos bateadores, al medírsele, aprovechaban las clases mejor que las impartidas por cualquier entrenador de bateo competente. Por eso, los averages sobre los 300 estaban a la orden del día. En la Liga de los Cohetes de entonces, decenio del 60 del pasado siglo era, ese lanzador, el mejor de los cohetes. Desde luego, él protestaba por su falta de control –¿o de otra cosa?– pero pocas veces se quejaba por los conteos de los árbitros, pues raras veces la bola llegaba a manos del receptor. Eso sí, Maginito, su alma era limpia y noble y desde que concluía un encuentro, se transformaba en el más sano de los seres humanos. Así era, siempre, en su vida pública y privada. Trabajador incansable, hasta el momento mismo en que la muerte tocaba las puertas que le resguardaban. Innovador y tradicionalista, probó que ambas cosas podían combinarse. Pionero de cambios en la televisión de aquellos difíciles días del final del decenio del 50, cuando un ´anafe´ retó el poder televisivo imperante. Su vida fue trabajar. Y también sufrir. Fue muy golpeado por hechos que no provocó. Solidario con los suyos y miembro de una familia distinguida, honrada, laboriosa y que jamás bajó la guardia. Vivía horas extras desde hace cierto tiempo. El tenía que saberlo, aún cuando ese hecho nunca le dobló la voluntad. Ayer, amigo Magino, el noble corazón de Octavio Beras Goico, el inolvidable y querido Tutín, no pudo resistir más. Paz a sus restos. Los ´cohetes´ siempre le recordaremos con cariño. Y nuestras condolencias a su viuda, a sus hijos y muy especialmente a sus caros hermanos Freddy y Hugo…

El lunes, Maginito, será festivo. «Corrieron» la celebración del Día de Duarte. Usted verá, viejo vago, la cantidad de ñames que dirán que Duarte nació en fecha como la del lunes y dejarán pasar, desapercibido, el 26 de enero. Todo por culpa de patrocinadores de productores a quienes les iría mejor si entregaran al Estado el porcentaje del ITBIS que cobran a los pendejos consumidores…

¿Cómo es la vaina, don Maginito? Entonces tenemos que empresas que negocian con las telecomunicaciones cobran el dos por ciento de ley a los usuarios y no entregan el dinero al Estado, como los obliga la misma ley? ¡No sea nadie pendejo!. ¿Y con esos defraudadores del fisco hay que andar con tantas contemplaciones, en vez de someterlos a la acción judicial y dar a la publicidad todo cuanto se relaciona con el enojoso asunto? Este es un país del carajo, con el delincuente grandecito, nananina, pero con el infelicito hijo de Machepa, cajeta todo el tiempo…

El director de Aduanas, Miguel Cocco, dijo cosas muy interesantes durante su comparecencia del miércoles último ante el grupo Corripio de comunicación social. Entre otras cosas manifestó que al contrabandista y al evasor donde más le duele es en el bolsillo cuando tienen que pagar impuestos por importaciones, mientras que los sometimientos le hacen cosquillitas pues logran salir rapidito de la burra. Cierto. Pero, ¿no se pueden lograr ambas «penas» a la vez? De todos modos, insistimos en que además de cualquier cosuanita, se instituya el Día del Contrabandista y se establezca la Orden del Contrabando. Es más, se podría declarar no laborable esa fecha y el resto usted se lo deja al gobierno, para que «corra» la celebración. Al mismo tiempo, contrabando que se descubra el Día del Contrabandista, representa un mérito muy especial para lograr la condecoración de lugar…

Pero ya no es solo el contrabando que merece reconocimientos especiales. Ahora hay ladrones en ríos, que se transportan en botes, y especialistas en robarse camiones cargados en plenas carreteras. ¿No es justo premiar a esa gente, ya que el único reconocimiento que se le hace es no capturarlos ni con las manos en la masa ni agarrando la masa aunque se oculten las manos? Justo sería premiar a esos servidores de la sociedad y si algún día se comprueba que hay autoridades involucradas en las operaciones, ni modo, esas autoridades deberían ser objeto de promociones y de premios especiales. Por ejemplo, ¿no sería estimulante darles una buena pela de palos, encueros en pelota, en plena Abraham Lincoln? Y citamos esa vía, dado que la misma se ha convertido en la capital de las vagabunderías en esta antigua ciudad, a la cual algunos carajetes se atreven a llamar Atenas del Nuevo Mundo, en vez de Gomorra de los tiempos modernos.

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