Coctelera

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Muy buenos días, mi querido Maginito. Es admirable, viejito vagabundo, el celo mostrado por algunos diputados para reclamar la libertad del legislador perredeísta involucrado  en la vaina aquella de los asiáticos que trajeron desde haití cuando el hoy hacedor de leyes detenido era cónsul en el vecino país. Desde luego, hay que reiterar que procede la libertad en vista de que ya el Poder Ejecutivo decidió prorrogar la legislatura. Eso hay que respetarlo. Aunque sorprende que los legisladores defensores de su colega solo enfoquen la forma, jamás el fondo del asunto, es deseable que ese mismo celo que hoy muestran en un caso específico, lo exhiban para reclamar al Poder Judicial que no sea tan tímido y conozca los casos tildados de corrupción, que no son dos ni tres y que vienen, como algunas cadenas, de lejos. Eso, sin duda alguna, lo aplaudirán más los miembros de este pobre pueblo, aún cuando no se trate de ‘asuntos’ constitucionales´. En cuanto a la supuesta o posible paralización de la Cámara Baja, falta un detallito por conocer: ¿se hará con o disfrute de sueldo, viáticos, gastos de representación y otras boberías para los agraciados? No, por nada… q Maginito, no pongo en dudas que la construcción de elevados, pasos a nivel o lo que sea, en puntos de las avenidas John F. Kennedy y 27 de Febrero sean necesarias para ‘agilizar’ el caótico tránsito de la capital. Según informes, los proyectados pasos a nivel tendrían un costo estimado de 1,200 millones de pesos, y al referirse a uno de ellos, funcionarios gubernamentales estiman que si se inician de inmediato los trabajos, podrá ser inaugurado en agosto del 2006….

Bien, Maginito querido, el país se metió en el lío del FMI. Al parecer, no había más remedio y ya que indisciplinados somos por legados culturales, de fuera vendrán a meternos en cintura. Al país se le piden sacrificios, muchos sacrificios, pues hay que amarrarse el cinturón para no fracasar en el cumplimiento del convenio suscrito con el FMI. Hay que pagar deudas aunque nos jodamos, aunque comamos menos. Por eso, Maginito, cualquiera se pregunta: ¿se corresponde con lo que se pide a la ciudadanía el proyecto de gastar 1,200 millones de pesos en la construcción de nuevos elevados, pasos a nivel o lo que sea? ¿Son esas verdaderas obras prioritarias ante las necesidades que exigen los sectores de la educación y de la salud, para solo citar dos campos siempre difíciles?…

Se comprende que el gobierno quiera mostrar sus obras, decir al electorado que construyó y que construye. Por eso se conciben grandes proyectos, de esos a los cuales expertos nacionales y extranjeros tildan de ‘obras políticas’. No está demás decir que otros expertos, también nacionales y extranjeros gestan programas ambiciosos, de esos que conllevan inversiones multimillonarias. Y su mamacita si me pregunta por cuáles motivos lo hacen. Esta ciudad, caro Magino, reclama obras que la hagan más funcional. Es cierto. Pero se debe trabajar obedeciendo una rigurosa escala de prioridades, pues se hace frente a una situación económica tan difícil que hay que darle las nalguitas al FMI. Por eso, viejo verde, cualquiera diría que la inversión de 1,200 millones de pesos en elevados es elevar, aún más, la muy elevada pobreza que se quiere combatir. Se deben racionalizar los escasos recursos que se percibirán para inversiones, incluyendo el programa ese de gastar cien millones en el hermoseamiento de la Avenida Duarte –plan municipal– en vez de consagrarse a mantener la capital limpia de basuras las veinticuatro horas de cada día…

Ahora tenemos que el gobierno envía su gente a Estados Unidos y a España para que ‘renegocien’ con Unión Fenosa la vaina esa de la recompra en que se metió la administración anterior, pignorando las mejores cuentas de clientes criollos, quienes pagan, directamente, a la poderosa empresa ibera. Carajo, ¡cuántos dolores de cabeza ha dado la vaina esa de negociar unidades eléctricas con los españoles! ¡Qué bien le pagaron a Fenosa por sus acciones en Jode Norte, que ellos mismos decían que estaba quebrada! ¿Se sabrá, algún día, cómo se hicieron realmente, esas negociaciones y, sobre todo, por qué se hicieron, aun cuando todo pasó en los días finales de una campaña electoral en que algunos ilusos creían que se impondrían de todos modos? Hay que dudarlo. El gobierno pasado no lo dijo. El actual, difícilmente, lo hará. El silencio es también rey.

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