Coctelera

Coctelera

Saludos, mi querido Magino. Refresque su mente: “Fidel y yo no hablamos pendejadas”. Hugo Chávez Frías, presidente constitucional de la República Bolivariana de Venezuela. Amen…..

Tengo entendido, mi viejo amigo que la inmensa mayoría de los dominicanos está de acuerdo en que el lenguaje que emplean políticos quisqueyanos debe ser adecentado. Parece que ya está bueno de tantos insultos, tantas acusaciones y demás yerbas. ¿No es tiempo, por tanto, para comenzar? El presidente Leonel Fernández, después de salir del mando el 16 de agosto del 2000, comenzó a aguantar cajeta por los cuatro costados y mucha de esa cajeta la disparó su propio sucesor, Hipólito Mejía. La cosuanita se agudizó durante la campaña electoral que culminó con el retorno de Fernández al poder, aun cuando debe apuntarse, en honor a la verdad, que durante esa campaña hubo de todo y para todos. Ahora mismo, Maginito, el expresidente Mejía Vuelve al ruedo y comienza un recorrido por el país. Si ese recorrido es oportuno o no, es harina de otro costal. Mejía otra vez está en la oposición y no disparará florecitas, como es de esperar. En su primera comparecencia pública después de soltar la ñoña, el expresidente usó algunos de sus característicos “modismos”, pero se debe admitir que no empleó frases hirientes para los gobernantes en cuanto a la forma se refiere. El fondo es otra cosa. Como era de esperarse, al día siguiente de sus disparos, al antiguo presidente le respondieron y es que los gobiernistas, sin importar el gobierno al bate no pierden mucho tiempo. Eso se entiende, se comprende y se justifica. Lo que nunca acabaré de entender es que se recurra a los insultos para refutar juicios. Hipólito Mejía es un expresidente constitucional. No se discute si fue bueno o malo como ejecutivo. Lo que debe tomarse en cuenta es que un expresidente de la nación merece respeto y consideración por la alta investidura que ostentó. Hacerlo objeto de burlas y víctima de insultos, es burlarle e insultar a la propia nación que representó. Y más daño hace eso a quien recurre a un lenguaje de comadres que a quien está dirigido dicho lenguaje. Hipólito Mejía no fue un dechado de frases bonitas mientras ostentó la presidencia. Cierto. Muy cierto. Eso no significa sin embargo, que quienes hoy respondan sus cargos, desde el gobierno, deben imitarlo. Deben, eso sí, responderle con energía, con la verdad en las manos, pero siempre utilizando un lenguaje decente que no muestre insultos de especie alguna. En esa materia el actual jefe de Estado da la tónica, pues es un hombre que habla correctamente el español. ¿No podrían imitarlo sus subalternos? Así tendríamos, cuando menos desde el gobierno, unos cuarentidós meses de tranquilidad gramatical. Y poco o nada importa lo que venga de la oposición en forma descompuesta, si desde allí no se quiere hace de la decencia una moneda de circulación nacional…..

El hombre odiaba tanto el metro, pero tanto, que no veía película alguna que fuera filmada o distribuida por la Metro Goldwyn Mayer…

A este país, tal vez digno de mejor suerte, vienen cada año unos tres millones de turistas. La población dominicana se estima en unos ocho millones de habitantes. Y algo muy parecido, en cuanto al número de pobladores, ronda por Haití. Es decir, mi querido Magino, el mercado que podríamos tener cautivo, para fines de alimentación, no es una pendejadita. ¿No es necesario un fomento permanente de la producción agropecuaria para cubrir ese cuadro descrito? Para alimentar a los turistas, a la población dominicana y exportar con destino a Haití, ¿cuántos millones de pollos y de huevos necesitaríamos producir? Dígame una cosita, viejo carajete, ¿cree usted imposible satisfacer de ganado vacuno a la enorme red hotelera que cubre las necesidades turísticas del país? ¿O es que podemos o debemos gastarnos el lujo de anunciar carnes extranjeras con cortes sofisticados? ¿Y de cubrir el mercado haitiano? ¿No podían nuestros productores agrícolas satisfacer las necesidades alimentarias de ese mercado? ¿No es posible bien organizar el hoy mercado informal entre los dos países, mercado que aun desorganizado constituye un medio de vida seguro para miles de dominicanos? Y eso, viejo Magino, que las cosas no se hacen bien, pues está el robo que manda madre en el comercio dominico-haitiano, pues robo es el contrabando, no importa quien lo maneje y se beneficie del mismo. Piense, Maginito, en cuanto le he dicho. ¿O cree usted, acaso, que el Estado resolverá sus problemas con una Lotería que se enorgullece de haber autorizado mas de 22,000 bancas para que los pendejos le paguen impuestos a la esperanza? No, por nada.

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