Coctelera

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Pocas veces, mi querido Maginito, un presidente dominicano llega al poder como llega a media mañana de hoy el doctor Leonel Fernández, vencedor, por abrumadora mayoría de votos, de las elecciones del pasado 16 de mayo. Fernández vuelve al poder, cuatro años después de haberlo dejado, ahora rodeado de una serie de graves dificultades y en medio de una crisis económica sin precedentes. Hay quienes comparan esa crisis con la sufrida en 1944, en el año del centenario de la independencia nacional. Creo, empero, que hay diferencias fundamentales entre esas crisis. En 1944 el país pagaba los efectos de una terrible sequía sufrida en 1943 y no se olvide que la segunda guerra mundial estaba en sus buenas. El país, sin embargo, tenía una población limitada, la población urbana estaba bajo rígidos controles y el desempleo no era tan agudo como el de hoy…..

Ahora las cosas son distintas, aun cuando los factores exógenos no son bobería alguna, y no lo son desde hace un par de años. En que acabarán los precios del petróleo es algo que nadie puede predecir con exactitud. Lo cierto del caso es que las crisis económica actual ha hecho descender la calidad de vida de los dominicanos a límites insospechados, con un salario que ha perdido la mitad de su valor debido a las devaluaciones sufridas por el débil peso quisqueyano. La clase media ha sido golpeada en forma estrepitosa y luce al borde de la desintegración, quedando, por tanto, quienes están muy bien y quienes están muy mal…..

Alrededor del gobierno que jura hoy giran muchas expectativas. Hay gente que cree que el nuevo presidente viene con una varita mágica para resolver males gravísimos, como son la crisis energética y un déficit en el Banco Central que no es una tontería. Hay quienes impulsan esa creencia para enredar las cosas, pues de todo hay en este mundo. El presidente Fernández, Maginito, sí que necesita venir con una varita en las manos, pero no una varita mágica ni cosa que se le parezca, sino una varita terrenal, de guayaba si es posible, por lo duradero de ese palo. Esa varita tiene que tener par de ramitas para funcionar de inmediato, una para la imposición de una austeridad en todos los órdenes y otra para amparar la justicia, pero, eso sí, sin retaliaciones de especie alguna, sin llevarse de los cantos de unos vivos que la justicia la interpretan a su manera y que hubieran sido unos admirables jefes de secciones del infierno del Dante….

El jefe del Estado no solo tiene que ser un hombre organizado, honesto a carta cabal, también tiene que aparentarlo. El festival de vehículos de lujo, de dispendios en las oficinas del Estado, del gasto de millones de pesos en ediciones de libros lujosos, del exceso de personal para complacer clientelas, todo eso tiene que desaparecer, y desaparecer para siempre si es posible. Independientemente de los problemas locales que tendrá que enfrentar, el gobierno del doctor Fernández estará bajo la lupa de administraciones internacionales que ven en la corrupción un factor del  atraso que azota a los países de este continente. Sin estar pensando en intervenciones o cosas parecidas, el gobierno tiene que adoptar medidas dirigidas a minimizar esa corrupción y a traducir a quienes incurren en actos reñidos con la ley a las cortes dominicanas de justicia…..

El gobierno no puede tener corruptos favoritos, ni dentro de su aparato ni fuera del mismo. Tampoco puede estar jugando con la buena fe de las grandes mayorías, pues la corrupción no se combate de boca, con frases bellas y otras sandeces de las que acostumbramos a usar aquí. Los responsables de supuestos fraudes que han estremecido la conciencia nacional no pueden quedar impunes. Eso sí, son los tribunales los que tienen que revestirse de coraje y aplicar las penas a los culpables, encuentrense donde se encuentre, vistanse como se vistan…..

La justicia, pues, tiene que desempeñar su papel con limpieza y el gobierno electo el pasado 16 lo que tiene que hacer es gobernar, gobernar para todos los dominicanos, resolver problemas y tratar de elevar un nivel de vida que ha descendido a niveles increíbles. Ese gobierno merece el respaldo de todos los dominicanos, pues el problema existente es común, a todos nos afecta. Hay que tratar, por cuantos medios estén disponibles, que las decisiones que se tomen afecten lo menos posible a la población, que se logren al mismo tiempo los acreditados y desacreditados consensos. Pero, por encima de todas las cosas, el gobierno ha sido electo para que gobierne. Y no para que pierda su tiempo en nimiedades, en actos demagógicos o cosas por el estilo. ¡Dios ilumine a Leonel para que entre por un buen camino! ¡Y que entonces Leonel pueda iluminarnos a todos, pues estos apagones no son tonteriitas! Suerte al joven mandatario y estadista.

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