Mario Virgilio Álvarez Soto escribe esta coctelera como forma de despedir a su padre, don Mario Álvarez Dugan.
Respetado Magino, hemos pasado la primera Navidad sin el creador de tan caro personaje y me acongoja el saber que ya no voy a poder fuñir a El Coctelero como lo hacía cada día; saber que no podré hacerle incomodar con una de mis constantes necedades en busca de su reacción para aprender de ese cerebro privilegiado
Pero, aunque me aflija el hecho de no verle, también le diré que estoy satisfecho, pues junto a su compañera hasta el final, mi mamá, doña Matilde, mis hermanos Jaime, Emil y demás familiares, jugamos en equipo para que nuestro Coctelero siguiera mezclando sus ingredientes para producir lo que era su vida ¡Un cóctel!
Entre sus ingredientes estaban: El exquisito humor, su vocación de servicio y periodística, gallardía, bondad, integridad, sencillez y respeto hacia los demás como a si mismo. ¡Esa es nuestra herencia en vida! Como le decía mi amigo Eury Hernández,
Cuchito era El Tolete. Lo recuerdo en su oficina de El Caribe en El Conde #1 entre los ruidosos cuartos del linotipo machacando el tóxico plomo o recogiendo los cables de las agencias, luego viendo y leyendo las páginas diagramadas La caminata obligada hacia «La Cafetera» sitio de tertulias alli mientras él jugaba una partida de ajedrez con Miguel (Lon) Guerrero, José Goudy Pratt o Alvarito, entre otros, hablaban sobre arte, política, historia, temas de actualidad y sobre todo, deportes
La vida es corta Mario Virgilio, repetía papá en ocasiones y sí que lo es, por eso debes aprovecharla para cultivar amigos y hacer el bien, recalcaba; y no hay nada más cierto que ello pues la gran manifestación de cariño y de dolor fue vista por toda la población desde el mismo presidente de la República, ex-presidentes, su antiguo jefe y amigo Don Pepín hasta el Viejo feo (el jardinero de la casa) pasaron por la funeraria para expresar su dolor y alegría de haberle conocido. También decenas de artículos sobre tí, los cuales no he leído todavía por falta de fuerzas
Mamá se mantuvo pensativa frente a tu féretro, solo ustedes sabrán lo que conversaban, siempre estaban conectados
Como decías a menudo gran Coctelero, es ley de vida todos vamos a morir algún día, eso es seguro por tal motivo, hoy termina la Coctelera y también la Farmacia Mella cierra sus puertas. ¡Sí la mismita Farmacia Mella! Adiós Maguila, adiós Mono Blanco, adiós Coctelero, adiós papá.