Colapso AIG sepulta ideología eficiencia propiedad privada

Colapso AIG sepulta ideología eficiencia propiedad privada

El rescate de emergencia de la insolvente corporación American International Group (AIG), principal aseguradora mundial, por parte del gobierno federal de Estados Unidos ha resultado un gran fracaso, al mismo tiempo que ha expandido el pánico en las bolsas de valores y en los mercados financieros internacionales.

La Reserva Federal ha otorgado a AIG una línea de crédito de 85 mil millones de dólares, por un periodo de 24 meses, a  una tasa de interés variable usurera de casi 11,6%, equivalente a la Libor, más 8,5%, a cambio del control de la compañía, concretamente la posesión del 79,9% de las acciones, la autorización de vetar la paga de  dividendos y la venta de los activos y la designación de los puestos directivos.

Este salvataje estatal ha ocurrido luego de que la firma de seguros de propiedad, vida, retiros y siniestros acumulara 18 mil 334 millones de dólares en pérdidas en los últimos tres trimestres, sufriera una reducción de la calificación de crédito de “AA-“ a “A-“ hace días, fracasara en la recaudación de 14 mil 500 millones como oferta adicional de colateral a la cartera de 440 mil 700 millones de seguros a inversores de renta fija y registrara una caída de la cotización bursátil de las acciones de 94,7% a 3,75 dólares el reciente 16 del corriente mes de septiembre, en comparación a 70,13 dólares del 9 de octubre de 2007.

El trasfondo del colapso de AIG radica realmente en la declinación de la tasa de rentabilidad empresarial, a raíz del desplome de los negocios de construcción y financiación de edificios y viviendas, agravado por las alzas de morosidad e impaga de deudas; el derrumbe de los rendimientos de las primas invertidas de las pólizas en instrumentos financieros,  y la subida pronunciada de los costes de riesgo y de los impagos de liquidación de los Credit Default Swaps (CDS) o contratos de protección emitidos a favor de inversores, a cambio de una comisión, en caso de que los deudores caigan en incapacidad de cancelación de sus obligaciones.

El colapso de AIG es una expresión del entierro del cadáver de la ideología de la eficiencia de la propiedad privada y la bondad de la libertad de los mercados, así como del ruedo cabeza abajo, desde el cielo hasta el pantano, de la mega sobre-capitalización monetaria y crediticia sin apoyo real en las actividades productivas económicas y activos financieros cualificados.

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