Colecistectomía laparoscópica: ¡Definitivamente establecida!

Colecistectomía laparoscópica: ¡Definitivamente establecida!

POR JOSÉ PIMENTEL MUÑOZ
Un cambio revolucionario nunca imaginado ha experimentado en el mundo en las últimas dos décadas el  abordaje quirúrgico –es decir, la forma en que se realizan las cirugías– ocasionando, básicamente, una reducción sustancial en el dolor, el tiempo de recuperación y el gasto del paciente.

La República Dominicana,  que asimila lentamente el desarrollo tecnológico, no ha estado de espaldas a ese cambio y hoy son muy  diversas las operaciones que se realizan con los nuevos métodos de abordaje.  

La introducción en 1990 de la colecistectomía laparoscópica –extirpación de la vesícula con técnica de mínima invasión– marcó en República Dominicano el inicio de esa transformación 

Desde entonces, quitar  la vesícula tanto a hombres como a mujeres dejó  de ser aquí un procedimiento quirúrgico cruento y  doloroso.

Dieciséis años después de ser introducida en el país, es de justicia reconocer que la colecistectomía laparoscópica –que originalmente provocó recelos y temores- está definitivamente establecida y es aceptada por la mayoría de los cirujanos dominicanos como la  ideal para extraer la vesícula.

Este pequeño órgano con funciones digestivas, ubicado debajo del hígado, tiende a formar en su interior cálculos biliares que se asemejan a piedras y que ocasionan infecciones y dolores intensos. Las mujeres son más propensas que el hombre –en proporción de cuatro a uno- de padecer  este problema, que es muy común en el mundo entero y de manera especial en el país.

El doctor Abel Ricardo González  practicó aquí el 17 de diciembre de 1990 la primera operación laparoscópica de vesícula, arrancando de ese modo con el cambio revolucionario en el abordaje quirúrgico que se ve actualmente en distintas áreas.

¿Cómo se hace?

La operación se  hace a través de tres pequeños agujeros en la pared abdominal por los que se introduce  el fino instrumental quirúrgico y una cámara de televisión, con luces, que permite visualizar el panorama dentro del vientre en una pantalla colocada en la sala. Los cirujanos trabajan mirando en todo momento esa pantalla, que exhibe una imagen magnificada.

González, cirujano general y laparoscópico del Centro de Medicina Avanzada Abel González, dice que el  procedimiento es bastante sencillo y con menos riesgos que el sistema clásico de extraer la vesícula abriendo el vientre con una larga incisión. Con la nueva técnica, los pacientes solo pasan una noche en el hospital y se van a sus casas con discretas incisiones milimétricas.

Es adecuada para pacientes gordos, de cualquier edad y con cálculos grandes o pequeños. Presenta menos riesgos dado que no implica una operación quirúrgica tradicional. Pero, eso sí, requiere  ser practicada por cirujanos hábiles, con la debida experiencia en laparoscopia. Esto es, diestros en el manejo del instrumental especial que se introduce por los pequeños orificios en el vientre.

Origen de la dolencia

La vesícula recibe bilis del hígado y la envía al intestino  a través de un conducto denominado colédoco. Los cálculos, que tienen diferentes formas y consistencia, se forman cuando en la bilis hay un exceso de algunos de sus componentes capaces de cristalizar.

Aunque a veces permanecen en silencio dentro de la vesícula, los cálculos tienden a moverse y pueden quedar atrapados en la desembocadura de ella, ocasionando así los dolorosos cólicos. En su esfuerzo por desembarazarse de la bilis, cuya salida no permite el cálculo, se produce indigestión y fuertes contracciones que estimulan las fibras nerviosas sensitivas, originando un dolor insoportable por debajo del reborde costal derecho, que a veces se irradia al hombro del mismo lado.

Cuando surge esta situación  –y se comprueba la existencia de las piedras mediante sonografía-  la extirpación y extracción es la única solución. Por mucho tiempo,  en República Dominicana se siguió  el viejo patrón internacional de la cirugía abierta –con herida y  cicatriz grande y proceso postoperatorio de recuperación largo- para extirpar la vesícula–.

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