POR MU -KIEN ADRIANA SANG
¿Qué te podré contar en estos días
de verano feroz y cruda melodía
cuando el amor de tanta alevosía
y perdido el candor, no encuentra poesía?
Recurro a imaginarme la inocencia
En pompa de jabón, flotando en su inocencia
Pero un ladrón roba su adolescencia
Y una cólera al sol acude a mi presencia
La cólera que tengo se multiplica
Por mucho que me abstengo se me amplifica
Asalta mis rincones más escondidos
Y sin piedad me expone sin comedidos.
La cólera es pecada de lesa calma
Hombre desesperado, ansiedad del alma.
La cólera no abriga temor ni cansa
La cólera es amiga de la esperanza
La cólera me busca el lado oculto
Del corazón, aquel que no consulto.
Acude a él. Desnuda rinde un culto
Sobre mi piel y recibo un indulto.
Ataco mi felicidad labrada.
Mi sueño, mi visión, mi eterna encrucijada
Y mi canción se siente acorralada
Entre una flor y el filo de una espada….
Mas no voy a culpar inútilmente
Por escasa visión o sueño adolescente
Sucede que hoy, igual que tanta gente,
Ha caído el gorrión…
Y quien quiera cantar honestidades
No tendrá otra opción que vivir realidades.
Vuele canción, destruya soledades
Y convoque a la acción de todas las verdades…
Mi cólera es amiga de la esperanza….
Vicente Feliú, La Cólera (canción)
Desde hace un tiempo, organizo un plan de temas por dos meses con para mis artículos. Según mi planificación, debía escribir esta semana un balance del gobierno que termina el próximo 16 de agosto. Pero la difícil cotidianidad que nos ha tocado vivir, rompió con mi esquema de vida. Decidí escribir sobre mi cansancio, mi angustia, mi preocupación, mi desaliento, mi desesperanza, mi agotamiento y sobre todo, mi cólera.
Acabo de llegar del supermercado, los precios rompieron también con mi presupuesto. Maquinita sumadora en mano, pasee por las góndolas buscando buenos precios. Inútil hazaña. Después de mirar y mirar…. decidí tomar los bienes necesarios. Terminar de una vez y por todas con esa agonía. Al llegar a la caja registradora, grande fue mi asombro. La cuenta se sobrepasó en más de un 100% de lo que había estipulado. ¡Pobre cajera! Tuvo que soportar mi mal humor. Maldije a todos los funcionarios, especialmente a los que habían diseñado la actual política económica de endeudamiento sin control. Poco me faltó para mandar al infierno a todos los funcionarios del Banco (Desastre) Central, por haber hecho mía y de todo el pueblo una deuda privada de unos pocos, los maleantes de siempre. Pero sobre todo por haber incrementado la inflación y el poco valor del peso, al estipular los jugosos y atractivos intereses de los ahorrantes.
Tenía necesidad de ir a la farmacia a comprar mi stock mensual de medicamentos. ¡Horror! ¡Horror! El Nasonnex, un inhalador para la rinitis alérgica, que costaba RD $ 600.00 está ahora en $2,600.00. El Singulair, un medicamento para los asmáticos, que costaba RD $900.00, se vende al módico precio de casi !$5,000.00! La cuenta de la farmacia me hizo casi RD$ 20,000.00 pesos. Al salir, cerré con fuerza y rabia la puerta de mi carro. Y de nuevo maldije, maldije, maldije a los tránsfugas, a los que usurpan el poder para sus propios beneficios. A sus empresarios aliados, que se han hecho ricos a costa del sudor de los que verdaderamente trabajan para poder vivir digna y honradamente.
No había tenido tiempo de leer el periódico. Después de llegar a mi casa y decir, gritar y maldecir de rabia e impotencia, me senté a ver la prensa. Literalmente ver. Entonces el rubor de mis mejillas volvieron al rojo vivo de entonces. La propuesta del PLD, el partido que nos gobernará dentro de poco, fue hecha de manera unilateral, sin el consenso necesario. Los grupos empresariales se oponen. Todos hablan de reforma integral (en el nuevo diccionario de ellos significa, aplíquese a todos los sectores, menos al mío). Ahora el Presidente electo está conversando con todos los sectores, algo que debieron hacer los que prepararon el anteproyecto. Y entonces me pregunté ¿quién defiende a nosotros los asalariados? Nadie me preguntó si estaba de acuerdo con el ITEBIS. En estos momentos nadie tampoco me consultó si quería que se elevara, o se ampliara su base. Nadie me consultó si yo quería que mis pequeños ahorros pudiesen ser gravados. No he recibido llamada de ningún político para preguntarme si yo quería o quiero que suban los servicios. Nunca nada ni nadie ha consultado a los que pagamos religiosamente la luz, digo los apagones. No he podido preguntar qué han hecho con lo que religiosamente me descuentan por Impuesto sobre la Renta. Quiero saber qué han hecho con los miles de pesos que he aportado en el ITEBIS. Y pensé entonces en que con mi sudor y mi esfuerzo he contribuido al enriquecimiento de un buen grupo (se ha democratizado la corrupción). Mientras los hospitales están en condiciones tan deplorables, el Secretario de Salud se oculta. Las calles están en lamentable estado. En mi barrio hay basura, pero el Síndico del Distrito Nacional embellece la ciudad, trasplantando hermosas y caras palmeras (¿Se han preguntado cuánto habrán costado?).
Cerré el periódico. Miré hacia el frente, y las lágrimas salieron involuntariamente de mis ojos. No era llanto de tristeza, sino de impotencia. ¿A dónde habrán ido todas nuestras ilusiones? ¿Qué pasará en estos cuatro años? ¿Otras esperanzas desgarradas? ¿Otras ilusiones fracasadas? ¿Estará consciente el nuevo gobierno de la terrible situación que vivimos? ¿Creerán los nuevos dueños de la situación que tienen la llave mágica? Perdonen lectores, me he dejado llevar del hastío cotidiano de vivir en un país en el que sus dirigentes son indolentes, sordos, ciegos e insensatos.
Mas no voy a culpar inútilmente
Por escasa visión o sueño adolescente / Sucede que hoy, igual que tanta gente, / Ha caído el gorrión… / Y quien quiera cantar honestidades / No tendrá otra opción que vivir realidades.
Vuele canción, destruya soledades / Y convoque a la acción de todas las verdades… / Mi cólera es amiga de la esperanza….
Vicente Feliú, La Cólera (canción)
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