Colom gobernará con privilegio para los pobres

Colom gobernará con privilegio para los pobres

GUATEMALA, (AFP) – El socialdemócrata Alvaro Colom dijo que «gobernará con rostro maya» en favor de pobres y excluidos, declarando además una guerra frontal al crimen organizado y la delincuencia, al tomar posesión como nuevo presidente de Guatemala este lunes.

   «El cambio empezará con una definitiva prioridad para el que menos tiene, manteniendo la unidad nacional, manteniendo a todos los guatemalteco por igual, pero hoy empieza el privilegio de los pobres, empieza el privilegio de los sin oportunidad», dijo Colom durante su primer discurso como mandatario.

   Guatemala se perfilará hacia el cambio porque primero pensará «en el que menos tiene y el que más abandonado está», pues es un compromiso que adquirió desde nueve años cuando comenzó a definir «el plan de la esperanza», nombre de su partido político.

   «Guatemala es un país mágico, que compartimos 23 pueblos, 23 culturas, 23 visiones de país», consideró, llamando a la unidad para buscar el desarrollo social.

   Sin embargo, dejó en claro que respetará la propiedad privada y la libertad de culto, pues los sectores productivos han expresado sus reservas por la tendencia socialdemócrata, mientras las iglesias por su calidad de sacerdote maya.

   Colom aseguró que pasó casi medio siglo para que un gobierno socialdemócrata volviera a gobernar: «50 años de tratar, 50 años de intentarlo todo, hasta una guerra perversa, cuyas heridas están todavía sangrando».

   «La política social es el principal instrumento para la armonía, para la unidad del país y para la conciliación del país», dijo.

   El nuevo gobierno se centrará en cuatro ejes: la nacionalidad, productividad, gobernabilidad y solidaridad, no obstante los primeros resultados tendrán que ser palpables en los 100 días de gestión, dijo.

   Estos programas buscan la reducción de la pobreza, el combate a la criminalidad y el crimen organizado, la inclusión de mujeres y la eliminación del racismo contra los pueblos indígenas, que representan 42% de los 13 millones de guatemaltecos, afirmó.

   Por ello, por primera vez en la historia de este país se invitó a la investidura al Consejo de Ancianos indígenas, donde están representados los 23 pueblos autóctonos.

   Colom dijo que el programa incluye una guerra «sin cuartel a las mafias, al crimen organizado».

   «Las mafias se han globalizado, por hay que globalizar también las acciones contra la mafia», agregó.

   Además, convocó a un diálogo nacional para definir una mesa de pacto fiscal, de educación, de pueblos indígenas, desarrollo rural y posiblemente otra de salud, la cual tendrá que estar terminada en junio próximo.

Colom asumió la presidencia de Guatemala con la presencia más numerosa de mandatarios en la historia democrática del país, y del habitual representante de España en traspasos de mando en Latinoamérica, el príncipe Felipe de Borbón.

   Colom, el primer socialdemócrata que llega a la presidencia de Guatemala en más de medio siglo, recibió la banda presidencial en una ceremonia realizada en la tarde del lunes en el Teatro Nacional Miguel Angel Asturias, el premio Nobel de Literatura guatemalteco.

   El nuevo presidente, elegido el 4 de noviembre en la segunda vuelta, prometió hacer un gobierno con «rostro maya», en el que sus mayores retos serán frenar la rampante inseguridad que mata a una media de 16 personas diariamente, mejorar la situación de más de la mitad de guatemaltecos que viven en la pobreza y sacar del ostracismo a la población indígena (42% de la población), la mayoría afectada por la pobreza.

   Oscar Berger, el mandatario saliente, destacó en su discurso de despedida la transición «transparente y ordenada» y recordó a su sucesor que le entrega un país en condiciones «más sólidas y ordenadas» que el que recibió.

   Pero la presencia de varios presidentes latinoamericanos, en particular la del venezolano Hugo Chávez y el colombiano Alvaro Uribe, ha convertido esta cita en un foro para hablar de los rehenes de la guerrilla colombiana de las FARC, tras la reciente liberación de Clara Rojas y Consuelo González, que permanecieron secuestradas cerca de seis años.

   Aunque rehusó manifestarse sobre su pedido de que se retire a las FARC de la lista de grupos terroristas, Chávez pidió ayuda a «todos los gobiernos del mundo» para lograr la liberación de «todos los rehenes del mundo», incluidos los de las FARC, y aseguró que para esto último es necesario que «se sienten a hablar de paz los actores de la guerra en Colombia».

   El presidente francés, Nicolas Sarkozy, mandó una carta y un mensaje a través de su enviada, la secretaria de Estado para las Relaciones Exteriores y los Derechos Humanos, Rama Yade, para recordar a los mandatarios latinoamericanos que es necesario que se movilicen.

   «La urgencia humanitaria requiere que actuemos cuanto antes y que la comunidad internacional siga movilizada, porque como lo han demostrado las pruebas de vida de Ingrid Betancourt, algunos rehenes se encuentran en estado de gran debilidad», afirmó la enviada por Sarkozy, que tenía previsto entrevistarse, entre otros, con el propio Chávez y con Uribe.

   «Por eso contamos con el presidente Uribe, Chávez y los demás presidentes para que desempeñen un papel de facilitadores. Es una cuestión de urgencia humanitaria», dijo Yade en un breve encuentro con la prensa.

   En el mismo sentido se manifestó el canciller de Brasil, Celso Amorim, quien acompañaba al presidente Luiz Inacio Lula da Silva en la ceremonia, al término de la cual iba a emprender viaje a Cuba.

   «Es preciso tener un diálogo por motivos humanitarios, lo que ello no implica dar a las FARC un estatuto político», dijo antes de elogiar la «grandeza» del presidente colombiano de haber permitido la negociación por iniciativa de Chávez.

   Cerca de 4.000 policías y soldados garantizaron la seguridad de los 11 jefes de Estado, además del príncipe heredero de la corona española, Felipe de Borbón, 10 cancilleres y más de 1.500 delegados.

   Tras convertirse en el sexto presidente elegido en las urnas en la época de la democracia, Colom tenía previsto dirigirse al pueblo guatemalteco desde la Plaza Central, en el casco histórico de la ciudad, donde iba a recibir el bastón indígena al ritmo de una orquesta de marimbas, el instrumento nacional.

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