Hoy 
POR IVÁN ERNESTO GATÓN
A partir de 2005 en Colombia, por ley, deberá agregársele un 10% de alcohol carburante (producto que se obtiene de la caña de azúcar) al combustible, el cual además sirve de aditivo para reducir los gases contaminantes que tanto daños hacen al planeta.
Esta medida tomada por el gobierno colombiano permitirá que el país se ahorre una parte de las divisas que hoy gasta en importaciones de gasolina, pues una porción de cada galón se reemplaza por alcohol. Es un alivio pequeño, pero importante para un país que no produce petróleo.
En un comienzo, la nueva gasolina se venderá en Bogotá, Cali, Medellín y Barranquilla, y desde septiembre de 2006 en todo el país.
El proyecto ha sido promovido por el gobierno en el sector privado quienes deberán invertir los más de US$ 400 que son necesarios para construir las plantas de producción de alcohol carburante que cubran las necesidades del país. En las presentaciones que se han realizado ante los empresarios locales y extranjeros, suele citarse el exitoso caso de Brasil. Este país inició en 1975 la sustitución de gasolina por alcohol y hoy tiene una industria que produce 54 millones de litros de etanol al año y que emplea a 2,2 millones de brasileños.
Los primeros en cogerle la caña al gobierno colombiano para producir alcohol carburante fueron los empresarios dueños de ingenios, quienes han iniciado sus inversiones plantas de producción que le permitirán abastecer las cuatro principales ciudades de Colombia en la primera etapa. El negocio para esas empresas es sencillo, porque ya dejaran de exportar azúcar a precios bajos y volátiles, y utilizarán la caña para fabricar alcohol carburante, que venderán a los distribuidores mayoristas de combustibles.
Estamos ante una idea que de concretizarse en nuestro país permitirá generar más empleos (las cuentas del gobierno colombiano indican que se podrían generar más de 47,500empleos en el campo), mejorar las condiciones del campo y contaminar menos el medio ambiente. Como siempre el reto será lograr armonizar intereses encontrados, y que al final del camino los beneficios económicos no se queden en pocas
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El autor es especialista en comercio exterior
