Colombia padece de «genocidio» sindical

Colombia padece de «genocidio» sindical

Por Anastasia Moloney
Cuando los sicarios vinieron a asesinar al líder sindical Rodolfo Vecino, no pudieron pudieron encontrarlo. Sin embargo, la esposa de Vecino, su guardaespaldas y un amigo estaban iban a bordo del vehículo blindado que volaba por la carretera del norte colombiano, el año pasado.

Dos pistoleros en motocicletas dispararon nueve veces contra los cristales oscuros del automóvil, pero los pasajeros escaparon ilesos.

Tres días más tarde, Vecino, miembro de la junta de USO, el sindicato de trabajadores del petróleo de Colombia, recibió una amenaza de muerte por correo electrónico, diciendo que él y otros sindicalistas de su organización tenían 20 días para abandonar sus hogares y “evitar problemas”.

“He recibido muchas amenazas de muerte por teléfono, fax y correo electrónico de grupos paramilitares durante años”, dice Vecino. “Una vez hasta trataron de secuestrar mis hijos cuando salían de la escuela”.

El atentado a Vecino es una historia más de las demasiado familiares en Colombia.

La terrible situación de los sindicalistas del país no ha pasado inadvertida entre los demócratas de Estados Unidos, que dicen que el gobierno de Bogotá tiene que hacer más para enfrentar esos asesinatos. El problema se ha convertido en un verdadero obstáculo para garantizar el acuerdo bilateral de comercio con Washington que ha sido sacado de los rieles por los escándalos internos y por las violaciones a los derechos humanos. 

 “Colombia sigue siendo el hogar del mayor número de sindicalistas muertos en el mundo, y eso es preocupante”, dice Harry Reid, el líder de la mayoría demócrata en el Senado.

Carlos Rodríguez, presidente de la Federación Central de Sindicatos de Colombia, la mayor confederación de trabajadores del país cree que las preocupaciones de los demócratas están bien fundamentadas.

Los miembros de los sindicatos -dice- enfrentan persecución diaria en todo el país y se les impide desarrollar actividades sindicales legales, incluyendo las negociaciones colectivas.

Susan Lee, del programa Américas de Amnistía Internacional, está de acuerdo. “A los sindicalistas en Colombia le están enviando un mensaje claro: No te quejes por tus condiciones laborales, ni hagas campaña para proteger tus derechos, o te van a hacer callar, a cualquier precio”.

Desde 1987, más de 2,500 sindicalistas han sido asesinados en Colombia, una cifra que Rodríguez dice representa un “genocidio”. Como medida de seguridad, él, al igual que docenas de líderes desde hace tiempo viaja en un vehículo blindado con cuatro guardaespaldas.

Un informe reciente de Amnistía destaca que seis de cada 10 sindicalistas asesinados en el mundo son colombianos. Hasta ahora, este año, 20 miembros de sindicatos han sido asesinados en el país, en su mayoría maestros y trabajadores de la salud.

Sin embargo, Álvaro Uribe, el presidente de Colombia, es rápido al recordar que durante su presidencia la muerte de sindicalistas ha descendido 74%.

Los miembros están atrapados en el conflicto armado interno de Colombia, donde ser tachado de simpatizante de la guerrilla o colaborador puede poner en riesgo a los civiles.

“Los sindicalistas con frecuencia son asociados con parte de la oposición o la insurgencia; en otras palabras, contra el Estado, lo cual los convierte en blancos de los paramilitares”, explica Rodríguez. Un maestro que trabaje en una comunidad rural y que hable de democracia y derechos humanos suele resultar sospechoso de ser un simpatizante de la izquierda, lo cual lo convierte en blanco de grupos paramilitares”.

La mayoría de los asesinatos de sindicalistas en Colombia han sido achacados a paramilitares de derecha, que se sabe operan con “listas negras”, seguidos por los grupos guerrilleros, y alrededor de un 5% por agentes de la seguridad estatal, afirma  Rodríguez.

A pesar de la desmovilización de unos 31,000 combatientes paramilitares, como parte del acuerdo de paz con el gobierno de Uribe, los sindicalistas siguen siendo blanco de grupos armados.

Los críticos de EEUU también han sacado el problema de la extendida impunidad en Colombia. En realidad, son  pocos los  procesados por crímenes contra los sindicalistas. “Yo he reportado las amenazas de muerte y he presentado varias demandas a las autoridades, pero ellos no han hecho nada en absoluto”, dice Vecino.

En parte, en respuesta a las demandas de los demócratas, el fiscal general de Colombia ha prometido aumentar recursos y personal para avanzar en los miles de casos de sindicalistas muertos no resueltos.

Los sindicalistas colombianos han visitado EEUU en meses recientes para destacar su precaria situación.

“Los demócratas, incluyendo Al Gore [el ex-vicepresidente de EEUU] y los sindicatos estadounidenses han estado escuchando atentamente nuestras preocupaciones y conocen el problema que enfrentamos. Nos dijeron que mientras esta situación crítica continúe y no haya se produzca un  avance real, no aprobarán el tratado comercial”, dice Rodríguez.

Antecedentes

El conflicto de Colombia enfrenta a las fuerzas armadas y los grupos paramilitares contra las guerrillas izquierdistas. Los paramilitares surgieron en los años de 19080 para responder a las guerrillas y defender s los duelos de tierra de los ataques rebeldes, dependiendo del narcotráfico para financiar sus actividades delictivas.

Los paramilitares han sido responsables de la muerte de miles de civiles, la mayoría sindicalistas y líderes indígenas sospechosos de simpatizar con las guerrillas.

En los últimos tres años, la mayoría de los grupos paramilitares han sido desmovilizados, pero hay pruebas de que se han formado nuevos grupos.

Los sindicatos de Colombia han acusado a varias multinacionales de EEUU de financiar grupos paramilitares. Chiquita fue multada con US$25 millones (€18 MM, £12 MM) después de admitir que le pagó a las Fuerzas Armadas Unidas de de Colombia para proteger a sus trabajadores.

VERSION IVAN PEREZ CARRION

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