QUITO.  AFP.  Ecuador y Colombia evidenciaron una vez más su profundo distanciamiento al recordar este domingo, desde orillas opuestas, el primer año del ataque colombiano contra la guerrilla de las FARC en suelo ecuatoriano, que terminó con las relaciones entre sus gobiernos.

Las respectivas autoridades ratificaron sus puntos de vista encontrados en torno a la acción en que murió el número dos del grupo marxista Raúl Reyes, considerada por Colombia uno de sus mayores logros en la lucha contrainsurgente y por Ecuador como una violación intolerable a su soberanía.  Bogotá dejó de lado el silencio que había mantenido sobre el tema para revalidar el derecho a la defensa dentro y fuera de su territorio, una posición que a lo largo de este año de crisis ha sido repudiada por Quito.  «Golpear a terroristas que sistemáticamente están atentando contra la población de un país, así estos no se encuentren dentro de su territorio, es un acto de legítima defensa», dijo el ministro colombiano de Defensa, Juan Manuel Santos.

El viernes, el ministro ecuatoriano de Seguridad, Miguel Carvajal, en entrevista con la AFP, reiteró el rechazo a esa «política extraterritorial», que a su juicio hace ver al presidente  Uribe como un «amenazante en la región».

Uribe «insiste en una política que diplomáticamente fue derrotada por América Latina, porque toda América Latina condenó la violación de la soberanía ecuatoriana hecha con esa política de persecución extraterritorial», afirmó.