BOGOTA. AFP. Los narcotraficantes colombianos parecen haber encontrado en los submarinos caseros una buena fórmula para trasladar la droga a destinos en Centroamérica y Estados Unidos, como lo demuestra el decomiso de 46 de esos artefactos desde 1993, 13 de ellos tan solo en lo que va de 2009.

 «Desde hace unos dos años volvieron a reactivar ese método de enviar droga porque, en términos generales, es más difícil su detección una vez salen a navegar, y pueden transportar grandes cantidades», dijo a la AFP el almirante Hernando Wills, del cuerpo de Guardacostas de la Armada (Marina de Guerra).

 Según la Armada, la incautación de los semisumergibles, siete de ellos por autoridades de Estados Unidos y uno más por la Marina de México, pudo haber impedido la comercialización de unas 414 toneladas de la droga, que en el mercado negro norteamericano costarían hasta unos 10,350 millones de dólares.

 La construcción de cada uno de los semisumergibles, elaborados en su mayoría en fibra de vidrio, puede valer entre 1,500 y 2,000 millones de pesos (de 725,000 a 969,000 dólares) y con el tiempo han sido mejorados en el diseño. «Son aparatos muy básicos, con una construcción en fibra de vidrio -que tiene condiciones hidrodinámicas muy buenas- y han mejorado la forma del casco para que se desplacen mejor por el agua», explicó. Agregó que quienes construyen los artefactos tienen buenos conocimientos de ingeniería, porque los motores «están muy bien ubicados, así como la hélice de propulsión que está muy bien conectada al sistema de generación».  Además, dijo, «los compartimientos para el material ilícito están aparte del sitio donde se ubican los motores y de donde se encuentra el centro de comando».