Colonos celebran su último shabbat

Colonos celebran su último shabbat

COLONIA DE NEVE DEKALIM, Franja de Gaza (AFP).- Miles de colonos israelíes acompañados de militantes ultranacionalistas venidos del exterior celebraron este fin de semana su último ‘shabbat’ (fiesta semanal judía) en la franja de Gaza, de donde van a ser expulsados a partir del 17 de agosto.

Carreteras desiertas, sinagogas llenas, controles militares livianos y rostros crispados y silenciosos: apenas había signos de vida en las 21 colonias israelíes de la franja, sobre todo en las más religiosas como Netzarim o Kfar Darom.

Será la última vez que celebren esta fiesta religiosa en familia ya que el próximo sábado, en el mejor de los casos, estarán atrincherados en sus casas esperando a que el ejército les saque por la fuerza.

En el interior de las grandes implantaciones de la zona, la mayoría de sus habitantes se preparaba para resistir a la evacuación y contaba con el apoyo de centenares de militantes, muchos de ellos jóvenes que se infiltraron en los asentamientos para defenderlos.

Todos ellos desafiaron las instrucciones del gobierno, que prohibió la entrada a la franja de Gaza de cualquier persona que no sea residente o venga a entregar productos de primera necesidad.

«Estoy aquí para solidarizarme con los colonos. Esto es muy duro. Me he dado cuenta de que los soldados no quieren llevar a cabo esta operación. No desean ser violentos con sus amigos y sus familias», aseguró Rafael, un israelí que reside en Nueva York y se encuentra acampado con otros cientos de jóvenes militantes en la playa de la colonia Shirat Hayam.

En asentamientos como Neve Dekalim, sus habitantes calculan que la población se ha multiplicado por dos gracias a la presencia de estos opositores a la retirada.

«Los colonos tienen un plan. Va a haber barricadas. Nos estamos poniendo de acuerdo», advierte Rafael.

Según estos militantes, la retirada de Gaza no va a resolver los problemas entre israelíes y palestinos. «No va a cambiar nada. Si los palestinos quieren tierra para construir un Estado, que pidan el Sinaí a los egipcios», aseguran acampados a orillas del mar.

Mientras tanto, las autoridades israelíes temen que los extremistas de derecha lleven a cabo actos de provocación contra los musulmanes en la Explanada de las Mezquitas de Jerusalén.

Como medida de precaución, la policía israelí comenzó a desplegar alrededor de la ciudad vieja de Jerusalén a centenares de agentes.

Además, limitará el acceso a la Explanada de las Mezquitas a militantes de extrema derecha el domingo, jornada de ayuno y oración en el calendario judío en la que miles de personas rezarán ante el muro de las Lamentaciones, único resto del Templo judío destruido por los romanos en el año 70.

Este lugar está situado justo al lado de la Explanada de las Mezquitas, donde se alza la mezquita Al Aqsa, tercer lugar santo para el Islam, después de la Meca y Medina.

Consciente del peligro, el viernes, el mufti de Jerusalén Ekremah Sabri pidió a los fieles musulmanes se reúnan el domingo en la Explanada de las Mezquitas para defender los lugares santos frente a los extremistas.

Al mismo tiempo, desde Gaza, líderes del movimiento islámico de resistencia Hamás anunciaron oficialmente que no abandonarán la lucha armada tras la evacuación de las 21 colonias israelíes de la franja en un claro desafío al presidente de la Autoridad Palestina, Mahmud Abas.

La retirada de la Franja de Gaza «es el primer paso hacia la liberación de las tierras ocupadas de Palestina y para hacernos con el control de Jerusalén. En ningún caso, será el último paso, como quiere (el primer ministro israelí Ariel) Sharon», declaró a la prensa uno de los líderes de Hamás, Ismael Haneya.

El movimiento considera que esta desaparición de las colonias es una consecuencia de los ataques llevados a cabo contra objetivos israelíes en los últimos cinco años de Intifada porque «el único lenguaje para terminar con la ocupación es el de la fuerza».

«Jerusalén sigue ocupada, los refugiados están dispersos y nuestros prisioneros continúan detenidos. A todo esto se suma la existencia de un muro que sigue devorando nuestra tierra», recordaron, justificando su decisión de conservar sus armas y estructura militar.

Los responsables palestinos son conscientes de que cualquier ataque contra soldados o colonos durante la retirada significará una respuesta de Israel «sin precedentes», como aseguró su primer ministro, Ariel Sharon.

Por ello, unas 7.500 unidades de las fuerzas de seguridad palestinas comenzaron a desplegarse el sábado cerca de las colonias de la franja de Gaza para garantizar que la retirada no provoque tumultos ni desórdenes.

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