Colorín, colorado. Debo confesar que la primera y única vez que vi y conversé personalmente con el Licdo. Danilo Medina Sánchez me impresionó gratamente. Caminaba yo hacia el edificio del periódico Hoy para hacer entrega al director de mi acostumbrado artículo de mi columna y al verme, sorpresa para mí, se desmontó de su vehículo y de manera cordial espontánea vino a saludarme, preguntando por mi salud e iniciando una corta y amable conversación.
Poco tiempo después, en las elecciones del 2012, llega al poder como candidato de su partido PLD volvió a impresionarme vivamente, igual que una mayoría del pueblo que volcó su aplauso cuando elegido presidente un gesto digno de encomio de un gobernante íntegro y preocupado en defensa del interés del pueblo dominicano cuando dispuso en una primera alocución transmitida por radio y televisión la revocación y revisión del leonino contrato suscrito por el pasado presidente y líder absoluto de su partido, Dr. Leonel Fernández Reyna, con la poderosa minera de la Barrick Gold que con mayor razón no dejó de impresionarme, ajeno a la rencilla y encono personal que Medina Sánchez guardaba en su interior.
Ya en el poder, la gestión presidencial del Lic. Medina Sánchez dejó mucho que desear. Siendo, como Presidente, la persona mejor informada, dejó abierta de par en par la puerta de su despacho, no como dijera Joaquín Balaguer, permitiendo que bajo su manto protector se desatara la corrupción impunemente alcanzando niveles que ponían en entredicho su pretendida integridad cuando, a pregunta de reporteros de la prensa en la postrimería de su mandato si la memoria no me falla respondió: Cuando baje las escalinatas del Palacio “me marcharé a pie a mi casa con la frente en alto”. Pero de lo dicho al hecho hay largo trecho.
Reelecto presidente en ese segundo periodo su Gobierno fue todo un desastre. La corrupción llegó a niveles increíbles, desparramada por todas partes y cuando tratando de encubrirse trató de modificar la Constitución para extender su mandato se vio obligado desistir y declinar su ambición con un Penco ante el impedimento radical del Coloso del Norte y del pueblo.
Hoy son muchos los hermanos y hermanas, familiares, funcionarios y amigos que han tenido que comparecer ante los tribunales de Justicia, gracias a la labor intensa investigativa, sin prejuicio, impulsada por una Procuraduría General de la República independiente y un Ministerio Publico que no se dejan amedrentar, “caiga quien caiga”.
Ahora aquel que siendo presidente del PLD le dio la espalda a sus antiguos protegidos porque el “partido estaba de parranda” al ver acercarse su hora no pudiendo detener la suerte que le espera de él y de su partido desacreditado y desbandado sin abandonar su temor y soberbia declara “que nada ni nadie impedirá que su partido gane las elecciones en 2024.
“Sueña pilarín”. Colorín, colorado, ese cuento está acabado.