Columna huésped

Columna huésped

UBI RIVAS
Nota: Esta bellísima pieza literaria circula por Internet y considerando que dispone de un enalteciente mensaje, la adoptamos e insertamos como columna huésped. Buen provecho al inicio del año 2005. «Hubo una vez tres árboles en una colina boscosa, que hablaban acerca de sus sueños y esperanzas, y el primero reaccionó: «Algún día seré un cofre de tesoros, lleno de oro y piedras preciosas y estaré decorado con labrados artísticos y tallados finos y todos verán mi gran belleza».

«El segundo expresó: «Algún día seré una poderosa embarcación y llevaré a los más grandes reyes y reinas a través de los mares e iré a todos los rincones del mundo y todos se sentirán seguros por mi fortaleza y fuerza y mi poderoso casco».

«Un tercero sentenció: «Yo quiero crecer para ser el más recto y grande de todos los árboles del mundo y la gente me contemplará en la cima de la colina y mirando mis poderosas ramas pensarán en el Dios de los cielos y cuán cerca estoy de alcanzarlo y seré el más grande árbol de todos los tiempos y la gente siempre me recordará».

«Luego de un tiempo, el primer árbol llegó a una carpintería y convertido en un cajón de comida para animales y puesto en un pesebre y llenado de paja, mientras el segundo fue cortado y convertido en una pequeña balsa de pesca nisiquiera lo suficientemente grande para navegar en mar abierto, siendo puesto en un lago y sus sueños de transportar monarcas llegó a su final.

«El tercer árbol fue cortado en largas piezas y dejado en la oscuridad de una bodega y años después los árboles olvidaron sus sueños y esperanzas por las que tanto soñaron y se ufanaron.

«Sucedió que un día un hombre acompañado de su mujer llegaron a un pesebre y ella dio a luz un niño y lo colocó en la paja que había dentro del cajón en el que fue transformado el primer árbol, conteniendo el más grande tesoro de la historia.

«Luego un grupo de hombres entró a una balsa en la cual habían convertido el segundo árbol y uno de ellos estaba cansado y se durmió, y mientras ellos estaban en el agua, una gran tormenta se desató y el árbol pensó que no sería lo suficientemente fuerte para salvar a los que conducía a bordo; entonces los ocupantes de la balsa despertaron al hombre que dormía, quien se levantó y solo dijo: «calma, quédate quiero», y la tormenta amainó y las olas se calmaron y en ese momento el segundo árbol se dio cuenta de que había llevado al Rey de Reyes y al Señor de Señores.

«Transcurrido un tiempo alguien vino y tomó el tercer árbol convertido en piezas pesadas y fue cargado por las calles al tiempo que la gleba escupía, insultaba y golpeaba al hombre que lo cargaba…

«La tropilla se detuvo en una pequeña colina y el hombre fue clavado al árbol y levantado para morir en la cima de la colina, y cuando llegó el tercer árbol, enseguida percibió que fue lo suficiente fuerte para permanecer erguido en la cima de la colina, y cuando llegó el tercer árbol, enseguida percibió que fue lo suficientemente fuerte para permanecer erguido en la cima de la colina y estar tan cerca de Dios como nunca porque Jesús había sido crucificado en él.

Resulta este relato para que comprendas que cuando a veces las cosas no marchan conforme a tus deseos y planes, debes de saber que siempre Dios tiene un plan para tí, y si pones tu confianza en El, te redituará en grandes merecimientos a su debido tiempo y recuerda que cada árbol obtuvo lo que pidió.

No siempre podemos discernir lo que Dios planea con y para nosotros y sólo sabemos que sus caminos no son nuestros caminos, pero que sus caminos son siempre los mejores y si tienes un amigo, sólo envíales este mensaje para que comprenda que Dios tiene un plan para él».

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