BRASILIA (AFP).- El general brasileño Augusto Heleno Ribeiro Pereira, que se apresta a tomar el mando de la fuerza internacional de paz de la ONU en Haití, considera que su misión puede ser la de «la última oportunidad» para ayudar a la isla a salir de su secular ciclo de violencia y de su crónico atraso.

«No será una misión fácil, pero confiamos en que vamos a tener éxito, y la recompensa mayor de participar en el trabajo de ayudar a una población que merece, por sus condiciones de vida y toda su historia, un país reconstruido y democrático para integrarse en nuestra América», dijo el viernes el general Heleno (así dice la placa sobre su escritorio) en una entrevista con la AFP.

El oficial llegará a fin de mes a Puerto Príncipe para asumir el mando del componente militar de la Misión de Estabilización de Naciones Unidas en Haití (MINUSTAH), que debe reemplazar a la fuerza de interposición instalada desde la caída del presidente Jean Bertrand Aristide a fines de febrero.

Será una fuerza de 6.700 hombres (habrá por otro lado 1.622 policías), integrada principalmente por contingentes de países latinoamericanos (incluyendo 1.200 brasileños) junto a un batallón de nepaleses y a efectivos canadienses ya instalados que prorrogarán su permanencia por 90 días, explicó el general Heleno.

Los militares de la MINUSTAH deberán ayudar ante todo a «crear un clima de seguridad, a fin de incentivar a la población a deshacerse de las armas» que pululan por doquier, explica Heleno, actual jefe de la secretaría de Comunicación del Ejército.

El militar, de 56 años, se expresa en un fluido español y habla también francés (fue agregado militar en París), lengua que se habla en Haití, así como el creole.

Para el oficial, «esta puede ser la última oportunidad para la reconstrucción de Haití».

La batalla no se librará por las armas. «La situación económica va a influir mucho; sin inversiones, y si la gente no tiene la impresión de que puede progresar, será difícil brindar una ayuda efectiva», afirma el oficial.