Combinación detonante: hambruna haitiana y abulia dominicana

Combinación detonante: hambruna haitiana y abulia dominicana

El Programa Mundial de Alimentos de Naciones Unidas (PMA) acaba de advertir que “dos de cada tres haitianos enfrentan hambruna”. Esta advertencia combinada con la abúlica reacción nacional ante la veda impuesta a nuestra avicultura  por Haití, puede llegar a constituir un peligroso detonante contra la dominicanidad.

El empresariado luce vacilante. Luego de prometer reacciones “contundentes”, desvía la atención. Evade solidarizarse con “polleros”  por constituir el  5% del comercio, aparentemente para evitar confrontaciones que obstaculicen el 95% de “otras” exportaciones; sin ponderar que resignarse pasivamente ante la arbitraria veda avícola sienta precedentes para nuevas imposiciones en  perjuicio de todos.

Para el gobierno lo drástico terminó siendo contra la producción avícola, no contra la arbitrariedad de una veda impuesta por falacias sanitarias. Se retomó lo denunciado en 2008 cuando se detectó síntoma viral, sin confirmación, en un gallo de lidia higüeyano; expediente que nuestros funcionarios no se preocuparon en cerrar. Tampoco  reacciona por restricciones comerciales adoptadas por Haití para fomentar su producción violentando prácticas comerciales consignadas en convenios internacionales.

La ciudadanía parece endosar estos procederes a juzgar por las encuestas efectuadas por “Pulso Dominicano” para Teleantillas.

Mientras Haití actúa con determinación para aumentar su producción, los dominicanos actuamos para contraer la nuestra; contradiciendo propósitos  macroeconómicos sobre dinamizar nuestra economía contraída por déficits fiscales precedentes. No nos percatamos que sacrificar gallinas ponedoras disminuye la producción,  incrementa gastos públicos pagados por contribuyentes, genera un próximo escarceo entre productores-gobierno por pago de productos comprados y un nuevo espacio de corrupción.

Al mismo tiempo las autoridades concentran esfuerzos en búsqueda de nuevos mercados para la industria avícola, lo cual, además de implicar la rendición de un mercado previamente conquistado, ignora que el haitiano no podrá ser satisfecho prontamente -en cantidad, calidad y precios- hasta tanto la industria avícola haitiana alcance madurez; generándose  insatisfacción de necesidades alimenticias que magnificaría la advertencia sobre hambruna formulada por el PMA.

El agravante de mayor precisión haitiana en sus políticas, de Estado, sobre el caso, sobresale sobre las posiciones desconcertantes, dóciles y rituales, del funcionariado dominicano.

Mientras ministros haitianos defienden firmemente la veda, amenazando denunciar internacionalmente si afectamos a sus connacionales, nuestros funcionarios se escudan en “prudencia” y “experiencia” para justificar sus omisiones y faltas de respuestas.

La balanza de correlación de fuerzas domínico-haitiana, inclinada ahora hacia el oeste, solo puede ser revertida comprendiendo el riesgo de detonación que implica la hambruna haitiana denunciada por el PMA magnificada por el desabastecimiento de productos dominicanos.

Y evitándolo,venciendo abulias dominicanas hasta ahora observadas: Manteniendo nuestra producción avícola en lugar de sacrificarla y conservando el mercado haitiano en lugar de abandonarlo.

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