La ralentización del comercio y pérdida de globalización de la economía mundial, herencia de la pandemia, explica la creciente escalada de precios de combustibles, alimentos y fletes en los últimos meses, y la inflación general que está de regreso en todas partes.
El barril del petróleo WTI aumentó 76%, de $40.22 dólares en septiembre 2020 a $70.89 dólares el pasado 15 de agosto 2021, los alimentos se encarecieron en 31.6%, según el índice de la FAO en doce meses (agosto 2021/20), y en 300% se disparó el costo de los fletes marítimos a junio 2021, comparado con diciembre de 2019, lo dice el índice mundial de contenedores.
Aunque los gobiernos son ganadores coyunturales porque ven hinchada sus bases imponibles y la recaudación, los perdedores con la inflación son los consumidores por aumento del gasto medio por hogar, yéndoles peor a familias de ingresos bajo (quintil 1 y 2), por el mayor peso de los renglones más esenciales.
De lo que no ha escapado el país, se comprueba revisando cifras de los últimos meses sobre los aumentos internacionales de combustibles, alimentos y flete, da cuenta del encarecimiento del costo de la vida del dominicano, y si el impacto en los hogares no fue en la proporción de los incrementos externos, se debió a subsidios del Gobierno al consumo de gasolinas, gasoil y GLP, y a oferta puntual de productos agropecuarios.
Cuento lo anterior porque en agosto la inflación general subió en 0.80%, escaló a 7.90 % en tasa interanual, dos décimas más que en julio. Por la mayor demanda, el alza de precio del pollo fresco explica un poco más de la cuarta parte de la subida de la inflación del mes, la población dejó de consumir carne de cerdo por temor a la fiebre porcina africana. Por grupo, alimentos, bebidas no alcohólicas y transporte, por encarecimiento de gasolinas y gasoil, fueron los mayores rubros inflacionarios.
Descontando renglones volátiles, el precio de los alimentos elaborados, productos no energéticos y servicios, subieron catorce décimas, y la inflación subyacente interanual creció un 5.91%, dos puntos por debajo de la inflación general, dejando claro que la inyección de liquidez sin precedente del Banco Central para responder a la gravedad de la crisis, no ha sido factor de presión de los precios.
Como lo remacha el Banco Central en su nota explicativa mensual, con la inflación estamos en presencia de un fenómeno global, en Estados Unidos, donde anual en agosto subió 5.3% y 3% en la zona del euro, hasta hace poco la preocupación era lo contrario, hasta el punto de que las exiguas tasas de inflación se interpretaban como preludio de una temible deflación en la Europa del euro.
Finalizo puntualizando que la carestía coyuntural no anula las previsiones de que por debilitamiento del efecto escalón de combustibles, alimentos y fletes, la inflación general cerrara en torno al rango meta de4% ±1% a final de 2021, por lo que se espera desinflación (desaceleración paulatina y persistente de la tasa de inflación) en septiembre-diciembre.
Y que la economía continúe con velocidad de crucero, en julio interanual creció 12.1%, sumando 6 meses consecutivos de crecimiento, lo que permitió al Banco Central elevar a dos dígitos su proyección para el año.