Comedimiento

Comedimiento

Es probable que sea una minoría de la población la que genera todo el ruido y el movimiento durante la Semana Santa, cuando miles de personas se desplazan a playas, balnearios y campos.

Es muy posible que la mayoría prefiera quedarse en casa, meditar o asistir a actos religiosos y disfrutar la tranquilidad que dejan los que se van de vacaciones.

Lo cierto es que año tras año en las playas y balnearios, así como en carreteras, se producen saldos luctuosos preocupantes, mayormente resultantes de la irresponsabilidad o imprudencia en la diversión.

Entre los que se van de vacaciones hay quienes administran muy mal su libertad de hacer lo que prefieren.

Así, hay quienes toman un volante y consumen bebidas alcohólicas, haciendo una mezcla que conduce a la temeridad y que suele traer amargas consecuencias. Otros se involucran en riñas o caen víctimas de intoxicación alcohólica o ahogamiento.

En fin, el manejo impropio de la libertad de hacer lo que se le antoje no sólo le acarrea problemas a quienes así proceden, sino también a inocentes que aún frecuentando los mismos lugares que ellos, procuran divertirse sanamente.

-II-

Tan grave es el desbordamiento, que año tras año las autoridades se ven precisadas a organizar operaciones masivas de prevención y socorro, con el propósito de moderar a conductores y bañistas, y en caso de percances brindarles auxilio.

En este punto cabe observar que aunque se prohíbe expresamente la circulación de vehículos pesados por autopistas y carreteras durante varios días de la Semana Santa y la Navidad, siempre ocurre que algunas de estas máquinas se ve involucrada en accidentes de tránsito.

Nuestra aspiración es que las restricciones que se dispongan en ése y otro sentidos se hagan respetar al pie de la letra, para protección de la gente.

-III-

Definitivamente, el libre albedrío no puede constituirse en un elemento de perturbación y mucho menos de dolor y luto, y menos si es en perjuicio de inocentes.

En esa virtud, la actitud de las autoridades tiene que ser más rigurosa en cuanto a aplicar lo que la ley manda en cada caso, sin miramientos.

En las carreteras, la solución no es molestar a los conductores que se desplazan correctamente ni dejar continuar a los que cometan imprudencias. Con la ley en la mano, las autoridades deben hacer lo que corresponda en cada caso.

Si existe la voluntad de prevenir, es en ese aspecto que se debe actuar con mayor energía, pues es la mejor manera de garantizar que no se produzcan percances.

Quienes hayan decidido recorrer distancias considerables hasta sus puntos de destino, deben recordar que la fatiga no es buena aliada de los conductores. De ahí que al momento del regreso al hogar, es necesario que cada conductor esté sobrio y descansado, para alejar la posibilidad de torpeza en el manejo o reflejos retardados que suelen degenerar en accidentes.

Al divertirse hay que tomar las cosas con calma, con tino, y sobre todo, con responsabilidad.

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