Comencemos

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¿Hacia dónde llevan la nación? Estamos cerca del despeñadero ¿resistimos a las fuerzas que nos llevan sin narigón, hacia la oscura y tenebrosa instauración de una dictadura? ¿Hemos olvidado cómo el dominio de los poderes del Estado permite practicar aquello de que “el poder absoluto corrompe absolutamente”? ¿Nos damos cuenta o nos hacemos los chivos locos ante una situación que cada día acogota, arrincona, comprime la posibilidad de que podamos ejercer los derechos constitucionales sin temor a ser aplastados por una maquinaria partidista, absolutista y cerrada, un gobierno de tuertos cuya visión dividió la sociedad nacional en peledeístas y corruptos, como una profesión de fe de su modo de ser excluyente? ¿Nos vamos a seguir engañando rodeando el grueso tronco del árbol que nos impide la visión, para luego divisar a lo lejos una minúscula paja en el ojo ajeno? ¿Acaso vamos a continuar la política del avestruz y mantendremos la cabeza escondida para no ver las verdades de a puño que nos afectan?

Hubo un tiempo en que se pensó que una nueva generación que llegara al poder podría realizar un gobierno respetuoso de los intereses y derechos del pueblo, para beneficio de todos.

Pero mejor temprano que tarde las ilusiones de ayer se marchitaron en realidades amargas y escupitajos que cayeron sobre los rostros de aquellos profetas de palabras  almibaradas que se convirtieron en acíbar, cuando los creadores de los sueños  se vieron ante el dulce panal de abejas que resultó el erario, para quienes hoy se sabe que no sirvieron al pueblo, se desconoce si sirvieron a su partido, aunque sí se tiene la certeza de que de “puros” peledeístas se convirtieron en corruptos.

¿Cuánto y qué le ha costado al país vivir bajo un régimen democrático? Persecuciones, abusos, desconocimiento de los derechos fundamentales. Cabe la pregunta ¿hay democracia en la República Dominicana de hoy?

Si la democracia es el poder del pueblo ¿está el pueblo en el poder en este momento? ¿Cómo se demuestra que el pueblo está en el poder?

En el celebrado discurso del Estado de la Unión, dirigido al Congreso norteamericano por el Presidente de los Estados Unidos el 6 de enero de 1941, Franklyn D. Roosevelt propuso como metas cuatro libertades fundamentales que todas las personas “en cualquier lugar del mundo” deberían disfrutar: Libertad de expresión, Libertad de culto o de creencias,  Libertad de vivir sin penuria y Libertad de vivir sin temor.

No es hora de contemplaciones. No permitamos que nos sigan distrayendo. Examinemos la situación nacional, leamos la prensa, escuchemos la radio, veamos la televisión y preguntémonos si vivimos bajo un gobierno que respete esas cuatro libertades.

Comencemos a cambiar el rumbo. El PRD, con Hipólito a la cabeza, comenzó esta semana.

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