Comentario Editorial

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BANCOS CENTRALES: ¡NO RECORTEN LAS TASAS!
El crédito es el combustible de la economía moderna, y si las dislocación de los mercados monetarios dura otro mes o dos más, la inversión, el consumo y el crecimiento en la economía real van a sufrir.

Los bancos centrales tienen que restaurar la confianza, pero más que reducir las tasas de interés deben extender las operaciones de liquidez a maduraciones más largas, más garantías, y posiblemente, hasta contrapartidas diferentes.

Las inyecciones de liquidez por parte de la Reserva Federal de Estados Unidos y el Banco Central Europeo han hecho bajar las tasas diarias, pero el préstamo a más largo plazo sigue siendo sorprendentemente  costoso, mientras los papeles del Tesoro de EEUU se han estado negociando a niveles de pánico, por debajo del 3%. Es difícil tomar dinero prestado utilizando garantía que no haya sido emitida, o la garantía de un gobierno. La intervención del banco central, hasta ahora,  no ha funcionado.

No se trata de un pánico por recesión, como en 1998, cuando la crisis del Long-Term Capital Management coincidió con datos económicos débiles.

Tampoco se trata de un pánico causado por graves pérdidas de crédito. Los “defaults” en las hipotecas subprima están a millas de distancia del nivel en el cual los bonos triple A, respaldados por estas sufrirían pérdidas. Cuando se comercian, los precios pueden ser razonables: como parte de su adquisición por Kaupthing la semana pasada, el banco holandés NIBC vendió su portafolio de subprima por 78 centavos de dólar. El problema es que los bonos no se negocian -la crisis es de liquidez- y eso se ha extendido hasta la deuda a corto plazo vendida por vehículos de inversión que pudieran quedar expuestos.

El mercado de futuros espera que la Fed reduzca agresivamente las tasas de interés, pero a menos que la Fed espere dañar la economía real, esta política tiene poco sentido. Es indiscriminada y por eso genera peligro moral en los mercados, y también hay una buena posibilidad de que no resulte.

Ya la Fed ha impulsado su principal tasa de fondos bastante por debajo de su meta de 5.25%, pero el problema no es la liquidez diaria en los bancos, sino el riesgo de crédito que se percibe en el papel comercial a tres meses. Dar dinero más barato a los bancos podría o no cambiar esa percepción.

Los prestadores de último recurso tienen que encontrar vías para hacer llegar dinero mediante el sistema bancario tradicional, que es donde está el problema. Eso lo pueden lograr mediante el acuerdo de prestar contra más títulos (ya el Banco de Canadá está aceptando papel comercial); prestando por unos cuantos meses, en lugar de un día para otro; y posiblemente negociando directamente con vehículos fuera de las hojas de balance.

No debe haber dádivas -el préstamo debe ser con tasas de penalización-; sino lo que se necesita para echar a andar los mercados de crédito es una liquidez más enfocada. Los bancos centrales no deben partir y cortar su política de tasas mientras le queden herramientas más apropiadas en la caja.

VERSION IVAN PEREZ CARRION

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