COMENTARIO EDITORIAL
Tratan de confundir con los“biofuels”

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Hay muchos problemas alrededor de los combustibles: la destrucción de las selvas tropicales, en la medida que los agricultores talen para sembrar, y un desplazamiento hacia la siembra de maíz que podría significar alzas en los precios del pan y las tortillas; o peor aún, de la cerveza y la tequila. Pero lo que los biocombustibles no van a provocar es que el petróleo sea vuelva más caro.

Abdallah al-Badri, secretario general de la organización de Países Exportadores de Petróleo, dijo las emana pasada que si el mundo desarrollado se desplaza a los biocombustibles, derivados de cultivos como el maíz, los miembros del cartel pudieran invertir menos en nueva producción de petróleo. Eso, alegó, podría hacer que el precio del petróleo se disparara.

Claude Mandil, el director de la Agencia Internacional de Energía, no está de acuerdo, y alega que aún si los biocombustibles constituyeran un suceso enorme, solo desplazarán un porcentaje de la demanda mundial de petróleo. Sin embargo, hay muchas otras razones por las cuales el argumento de la OPEP es erróneo.

Esto resulta un tipo muy raro de mecanismo de precios. Si los biocombustibles despegan como una fuente de energía, entonces, debido a un mayor suministro, el precio del petróleo deberá bajar, en lugar de subir, y si la OPEP quiere evitar eso, debería estar prometiendo mucha más inversión con el propósito de hacer ver a los biocombustibles menos rentables. El mercado de futuros, sin embargo -que espera que el petróleo llegue a US$79 en 2012- parece estar escéptico tanto con el petróleo como la energía producida a partir de vegetales.

Es casi seguro que Al-Badri tenga razón al pronosticar una inversión inferior por parte de la OPEP, pero los biocombustibles serán solo un elemento menor de la explicación.

El motivo principal del déficit en la  inversión es que  esa es la razón de ser del cartel: el objetivo real de unirse es restringir el suministro y disparar los precios. Invertir demasiado dinero en producción nueva va contra ese propósito.

Otra razón es la determinación de los gobiernos que integran  la OPEP de controlar la producción por la vía de sus compañías petroleras. Estos monolitos enfrentan otras demandas nacionales que recargan su flujo de efectivo -el gasto social, por ejemplo- y además, cierta carencia de habilidades para poder montar  grandes proyectos de inversión.

La tercera razón es que, a finales de la década que empezó en 1970, la OPEP invirtió en nueva producción de petróleo solo para ver cómo sus clientes se volvían a la energía nuclear y el gas natural. Ellos no quieren repetir ese error, y debido a los altos precios del petróleo, las preocupaciones sobre la seguridad energética y el cambio climático, muchos países están buscando formas de quemar menos petróleo. Los biocombustibles son solo una de una serie de tecnologías que podría permitirles lograr eso objetivo.

Eso significa que hay incertidumbre sobre el precio del petróleo dentro de 20 años -pero es que siempre la va a haber. El crecimiento económico global impulsará la demanda de energía, y si la OPEP quiere realmente que el petróleo satisfaga la demanda, debe dejar de proferir amenazas y construir nueva capacidad.

VERSION IVNA PEREZ CARRION

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