Comentario sobre el bolero y el merengue

Comentario sobre el bolero y el merengue

Es fama que los países de América del Sur y el Caribe sobresalen en la composición y difusión de la música popular, tanto las baladas románticas como las bailables. Algunos chuscos comentan que es lo único que América Latina exporta al mundo.
El bolero, una tonada que expresa intensos amoríos, desengaños y fracasos, cumple más de 100 años de su creación. En décadas anteriores esta canción era bailable, aunque ahora otros ritmos la han sustituido.
Nuestra música, el Merengue, ya es conocida internacionalmente gracias a las interpretaciones de Juan Luis Guerra y de otros excelentes conjuntos criollos.
En la década de 1950 llegó a Santo Domingo la orquesta española de Xavier Cugat que tocaba aires populares, menos el merengue. Un funcionario del gobierno de la dictadura de Trujillo le sugirió que incluyera el merengue en su repertorio. Cugat pidió una enorme suma en dólares para divulgarlo.
En este tiempo en la preferencia al merengue se destaca España, donde la infanta Cristina de Borbón estuvo aprendiendo a bailarlo y recientemente su alegre melodía se oye en el himno del Partido Popular. Otro género musical nuestro es la bachata, que en estos días está en plena difusión.
Los intérpretes más románticos del bolero como Leo Marini, Lucho Gatica, Pedro Vargas, Toña la Negra, María Luisa Landín, Olga Guillot, Pedro Infante, Nat King Cole y Néstor Mesta Chaires deleitaban con sus gratas voces a los dominicanos. Y el disfrute melódico se mantiene con la presencia de Niní Cáfaro, Adalgisa Pantaleón, Fernando Villalona, Luchi Vicioso, Maridalia Hernández, Jaqueline Estévez, Sergio Vargas, Tati Salas, Olga Lara, mi compueblana Vikiana, Héctor Acosta, Fernando Casado, Elenita Santos, Armando Recio, Ángel Viloria, Joseíto Mateo, Alberto Beltrán, Wilfrido Vargas, Pipí Franco, Johnny Ventura, entre otros.
Justo es citar a los fallecidos que merecen reconocimiento por sus aportes a la exaltación de nuestro folklore. Es el recordatorio de Sonia Silvestre, Lope Balaguer, Casandra Damirón, Rafael Colón, Nicolás Casimiro, Eduardo Brito, Francis Santana, Medardo Guzmán, Marcelino Plácido y pido perdón si falla mi memoria.
Vale la pena recordar varias anécdotas. El bolero “Ella” lo cantaba el mexicano Domingo Casanova Heredia, sin mencionar el autor. Luego se demostró que la letra correspondía a un poema del dominicano Osvaldo Bazil. A continuación los primeros versos de ese poema:
“Ella la que hubiera amado tanto,
La que hechizó de música mi alma,
me pide con ternura que la olvide,
que la olvide sin odios y sin llantos”.
Una historia dramática se vive con el autor Pedro Junco. Es el caso que este compositor contrajo la enfermedad tuberculosis que era incurable en aquellos años. Los antibióticos fueron descubiertos posteriormente. Y el médico le recomienda que debía separarse totalmente de su esposa para no contagiarla. Se trataba de un matrimonio prendado de amor y romanticismo. Pero el médico insiste en una absoluta separación. De ahí nace el bolero Nosotros y con estos versos le dice a su amada:
“Atiéndeme, quiero decirte algo que quizás no esperes, doloroso tal vez.
Escúchame, que aunque me duele el alma, necesito hablarte y así lo haré.
Nosotros, que fuimos tan sinceros, que desde que nos vimos amándonos estamos y del amor hicimos un sol maravilloso, romance tan divino, debemos separarnos.
No me preguntes más, no es falta de cariño te quiero con el alma, te juro que te adoro y en nombre de este amor y por tu bien te digo adiós”.
Compositores como Luis Alberti, Rafael Solano, Enriquillo Sánchez, Bienvenido Brens, Luis Chabebe, Bullumba Landestoy, Manuel Sánchez Acosta, Babín Echavarría, Armando Cabrera, Salvador Sturla, Billo Frómeta, Moisés Zouian, Nicolás Yabra, Juan Lockward, Luis Kalaff y Luis Rivera le dan prestigio al arte musical quisqueyano.
En la famosa película Casablanca, considerada como uno de los mejores filmes jamás logrados en Hollywood. Humphrey Bogart e Ingrid Bergman bailan en París una parte del bolero de Alberto Domínguez Perfidia. La orquesta parisiense interpretaba la estrofa: “Mujer, si puedes tú con Dios hablar, pregúntale si yo alguna vez te he dejado de adorar”.
Rafael Hernández, el inspirado compositor boricua, tenía parientes en mi pueblo, Tamboril. Y en una de sus visitas a la querida Villa compuso el bolero Quisqueya, con esta primera copla, demostrativa de su amor a nuestro país: “No hay tierra tan hermosa como la mía”.
Agustín Lara, músico y poeta, el más versátil de los compositores, brilla en el pentagrama con decenas de boleros llevados a las voces de Pedro Vargas, María Luisa Landín y Toña la Negra. Y en un instante de amargura dijo la siguiente frase: “Si yo fuera apellido Smith sería millonario”. Es decir que la regalía que le pagaban era una miseria.
Al usar una digresión no hay que regatear el empuje que le dio José Arismendi Trujillo Molina (Petán) al desarrollo artístico nacional.
¿Agoniza el bolero? Todavía tenemos emisoras, como Raíces de la Fundación León Jimenes y otras que lo tocan frecuentemente, aunque ya son raras las serenatas, pero en la vida todo cambia tal como cambia el tiempo con la lluvia; y en los humanos se ven revoluciones, evoluciones, innovaciones e involuciones. Así, el bolero puede renacer.
Mientras, personalmente, los enamorados y enamoradas, por despecho o por amor entonan en los medios íntimos, el bolero.
Porque cantar es dulce, no cabe la menor duda, pero muchos labios solo cantan cuando no pueden besar.

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